Aclarar los pagos que realicemos
Los pagos que vayamos a realizar a empresas tienen que estar claros para no llevarnos sorpresas. Es conveniente comprobar la profesionalidad de los proveedores con los que trabajemos y aparte revisar que tengan las cuentas claras, con el IVA bien especificado para que luego no nos suponga un desembolso inesperado. También habrá que verificar que el transportista posea los permisos necesarios para efectuar la carga y descarga de la mudanza, en caso de que sea necesario.
Contratar un seguro
Más vale prevenir que curar; por eso, y para evitar percances en las viviendas, deterioros en el domicilio, hurtos o desapariciones inesperadas, más vale adquirir un seguro. Si existe algo que está asegurado en un traslado, eso es el caos, por lo que si no tenemos cuidado, podemos perder cosas de valor, tanto monetario, como sentimental.
Empaquetar y cubrir correctamente
Cuando vamos a realizar una mudanza, generalmente no es buena idea guardar los enseres en cajas y ya está. Es mejor disponer del material conveniente para cada clase de elemento y los utensilios correctos para trasladar cajas, paquetes y cosas que al manipularse haya que tener cuidado. Un ejemplo sería una carretilla como las que tienen los distribuidores de género en los supermercados para que no surjan deterioros en los enseres. Otro ejemplo sería el plástico de burbujas o cualquier otro plástico acolchado para proteger cristales, cerámicas y demás artículos delicados.
Cuando no se trata de una vivienda
No todo son casas o apartamentos en el mundo de las mudanzas, pues hay veces que debemos trasladar centros de trabajo u otras organizaciones. En estos casos y debido a su complejidad, también es recomendable buscar ayuda profesional en expertos en estos ámbitos. Si estamos en Barcelona, por ejemplo, podemos encontrar mudanzas de oficinas en barcelona que tienen precios muy competitivos y nos ahorrarán gran parte del dolor y sufrimiento que un traslado conlleva. A veces se ahorra más de este modo y se evitan problemas posteriores cuando las tareas rozan lo titánico.
Pensar en la logística inversa
No sólo debemos tener en cuenta que los movimientos realizados son de nuestra casa actual a la nueva, sino que habrá otros que deberemos solucionar, como por ejemplo los viajes para colocar cajas en contenedores y puntos de reciclaje, o si debemos trasladar cosas que no nos sirvan a «puntos limpios» de recogida y procesamiento.
Disponer de tiempo para el traslado
Es bueno disponer de unas vacaciones o varios días para realizar la mudanza. Aunque el traslado es intensivo en uno o dos días, luego la acomodación puede llevar más tiempo. Hay que aprovechar algún día festivo, fines de semana o si está en nuestras manos, algunos días de vacaciones para que la mudanza sea más llevadera. Hay algunos convenios que nos lo permiten, y en caso de disfrutarlos, debemos saber que son complementarios a los días de mudanza, así que no cuentan como días de vacaciones.
Dedicarnos a ahorrar desde cero
Cuando entramos en un hogar nuevo, existen algunos elementos que debemos revisar y nos pueden servir para ahorrar a la larga. Por ejemplo, cambiar la iluminación a una que sea más eficiente y nos permita ahorrar. Aunque haya que realizar un desembolso al principio, ahorraremos en electricidad con el tiempo. Así que siempre podemos agregar estos gastos al presupuesto de la mudanza, ya que son inversiones a largo plazo para ahorrar.
Terminando…
Para terminar, una reflexión que podemos hacernos a modo de consejo es: ¿De verdad necesitamos esta ropa, mueble, enser u otra cosa? Seguro que nos sorprendemos nosotros mismos con una respuesta que a ciencia cierta será un modo de simplificar nuestra vida. Aunque no haga falta llegar a extremismos, para una mudanza siempre es aconsejable realizar una limpieza y criba de lo que realmente nos vale, con el fin de ahorrar esfuerzo, dinero y espacio para nuestra nueva vivienda.