La torre de vidrios acabada en punta, se alza sobre una plaza de restaurantes, tiendas y cafés a nivel del suelo. Se halla a poca distancia del transporte público y emplea el 50 por ciento menos de energía que un edificio convencional de tamaño parecido.
Para que circule aire fresco y pase la luz natural, existen pozos en espiral ascendente a través de sus cuarenta pisos y sensores externos controlan la temperatura externa, la velocidad del viento y los niveles de la luz solar, cerrando o abriendo persianas según se requiera.
Me recuerda mucho al «pepino» de Barcelona.
Salu2!!
Qué maravilla que controle tantas cosas y su tecnología contra el fuego. Me encanta el diseño, pero vivir en él no me agradaría.