En la Naturaleza existen ciertos animales que por alguna u otra razón, usan la capacidad para adherirse en su favor para poder sobrevivir.
El gecko, por ejemplo, es un reptil parecido a un lagarto que puede escalar superficies verticales incluso. Una sola pata de un gecko es capaz de soportar un peso de hasta 20 kilos perfectamente.
Esta maravillosa habilidad para pegarse a las superficies sin líquido o tensión superficial, ha intrigado a los científicos hasta que se descubrió que en las yemas de los dedos tienen miles de pelos, cada uno hasta diez veces más pequeño que un cabello humano, que generan una atracción eléctrica que les sujeta a las paredes (fuerza de Van der Waals).
Recientemente unos expertos británicos han fabricado una sustancia que funciona igual que estos pelos, denominado gecko sintético.
Las plantas carnívoras como las droseras, poseen unos pelillos rosas que segregan una sustancia adhesiva, la cual atrapa los insectos que entran en contacto con los mismos. Cuanto más se mueve el insecto al sentirse adherido, más atrapado va quedando. De esta manera la planta consigue alimento a domicilio XD.
Los mejillones se agarran de tal forma a rocas, muelles y barcos, que ni las tormentas son capaces de despegarlos. En cinco minutos son capaces de crear un especie de placa de proteínas rica en hierro, que es el secreto de su dureza.
Crean unas 20 de esas capas, por lo que consiguen una adherencia increíble, capaz incluso de pegarse al teflón, el mismo material con el que se fabrican las sartenes antiadherentes. La existencia de hierro en una función biológica es casi exclusiva de estos bivalvos, el cual consiguen del agua del mar.
La lengua de los camaleones suele estar pegajosa gracias a una mucosa presente el 95% del tiempo. Dicha lengua mide de 30 a 60 centímetros, y es un dardo pegajoso e infalible que cae de manera mortal sobre sus víctimas a una velocidad inaudita: hasta 26 veces el propio tamaño del camaleón por segundo y a una distancia de 1,5 veces también el tamaño del mismo.
A eso le llamo yo «SER AGARRAO», jajaja.
Saludos.