Los fallos o errores de programación en informática, se denominan comúnmente empleando la palabra inglesa «bug» (bicho). El origen de este uso erróneamente se suele remontar a los ordenadores de primera generación.
Se cuenta que justo al acabar la Segunda Guerra Mundial, ocurrió un contratiempo en la computadora Mark II de la Universidad de Harvard, financiada por la Marina de los Estados Unidos.
Al parecer, la calculadora no funcionaba bien, y tras horas de investigar la causa, se descubrió que todo era por culpa de una polilla que se había metido en los contactos del transmisor 70 del panel F del ordenador. Este incidente quedó registrado en un diario el 9 de septiembre de 1947, aunque en la página diga que fue en 1945 (realmente ocurrió dos años después). Incluso podemos ver la susodicha polilla pegada en la hoja.
En 1988, el diario, con la polilla anexada en la página, se mostraba en el Museo de Ordenadores del Centro de Guerra Naval en Dahlgren, Virginia. Desde el año 1991 se encuentra en el Museo Nacional de Historia Estadounidense de la Institución Smithsonian, Washington.
Como la disfunción, a fin de cuentas, había sido causada por un «bug» (bicho), se empezó a usar este nombre para denominar los errores en cualquier aplicación informática. Pero precisamente en la hoja vemos que desmienten esta historia como origen real del uso de la palabra «bug» (bicho) en errores de programación: «Primer caso real de «bug» encontrado» reza en el diario. Esto aclara que el uso de la palabra «bug» para fallos, ya se utilizaba previamente.
De hecho, la Contraalmirante Grace Murray Hopper, una de las primeras programadoras que trabajó en la computadora Mark II y fue precursora del lenguaje COBOL, solía contar la historia de la polilla en sus charlas. Aunque ella no se encontraba presente en el momento del incidente, era una de sus anécdotas favoritas. Eso sí, Grace siempre remarcaba que la palabra «bug» ya se empleaba con anterioridad para los problemas de radares en la Segunda Guerra Mundial.
Grace Murray Hopper (1906-1992)
Incluso este término puede encontrarse en situaciones aun más antiguas. En la publicación Pall Mall Gazette de 1889, contaban este suceso: «He sido informado que el señor Thomas Alva Edison, descubrió hace dos noches un «bug» en su fonógrafo, una expresión en la que se resuelve una dificultad, implicando que algún insecto imaginario se ha infiltrado dentro y está causando problemas. Uno de los editores del papeleo de Edison, me ha asegurado que esta palabra se ha estado empleado de manera común en sus libros de notas desde la década de 1870 para denominar problemas y fallos.»
Y aun así, parece que no es algo de su cosecha, ya que un libro sobre electricidad de 1896, «Hawkins New Catechism of Electricity» (de la editorial Theo. Audel & Co), sugería que: «El término «bug» se usa con poca frecuencia para denominar cualquier fallo o problema en las conexiones o funciones de los aparatos electrónicos.»
El libro también aclara que el origen de la palabra se remonta a los telégrafos cuadruples y que era empleado por los telegrafistas para sugerir que los problemas electromecánicos estaban causados por «bugs» (bichos) que se introducían en los cables. Posteriormente se extendió a todos los aparatos eléctricos.
La palabra «bug» ya se usaba en la primera etapa de los telégrafos. Existían manipuladores manuales que requerían que el operador introdujese el código de puntos y guiones, y también habían otros marcadores semi-automáticos que emitían los códigos automáticamente. Estos manipuladores semi-automáticos se llamaban «bugs». Una de las marcas más conocidas, el Vibroplex, plasmaba (y todavía lo hacen) el gráfico de una cucaracha en sus telégrafos.
Estos marcadores semi-automáticos eran muy útiles, pero requerían una gran habilidad y experiencia para poder usarlos. De lo contrario, usar estos telégrafos «bug», producían códigos Morse incomprensibles con errores.
La palabra inglesa usada para depurar un programa y optimizarlo eliminando errores, también proviene de la palabra «bug», usándose el término «debug» para tal fin. También esta palabra fue empleada antes del incidente de la polilla, ya que un editor de la publicación «Journal of the Royal Aeronautical Society», ya escribió: «Comprende desde el desarrollo de un diseño de los componentes vitales, pasando por la fase de pruebas de patrones y vuelo para «debugging» (corregir) con el fin de crear posteriormente el motor.»
Los técnicos de radio también usaban el término «bug» para describir un aparato con forma de cucaracha consistente en una bobina de cable con los dos extremos del cable apuntando hacia fuera e inclinadas hacia atrás, casi tocándose entre ellos. Este dispositivo se usaba para captar las emisiones radiofónicas.
Otras versiones que hay por la red, sugieren que el suceso de la polilla ocurrió en ordenadores de la empresa Xerox en Palo Alto, Estados Unidos. Cuentan cómo la polilla se infiltró en las válvulas del ordenador, y que desde entonces se utiliza la palabra «bug» para describir los errores de programación. ¿Nos encontramos ante un nuevo caso de leyenda urbana sobre la historia de la polilla?
Lo que está claro, es que el término ya se utilizaba en el siglo XIX, mucho antes de la aparición de los ordenadores, por lo que la historia de la polilla no es el origen de la palabra «bug» empleada en informática.
QUe curioso….me sorprendes Andres, madre mia que de cosas sabes o investigas :S jajaja enserio, la de cosas que aprendo con tu blog (contigo consecuentemente jaja)
Muy curioso desconocia esto o.O
Vaya qué curioso de donde procede la palabra.
Yo también aprendo muchísimo con tu blog.