Vlad el Empalador: Drácula

Los empalaba sin pestañear
por J.C Noguera

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Todos nos sabemos la historia, repetida mil veces en el cine, de Drácula, el noble transilvano que luchaba contra los turcos, el inventor de la brocheta. ¿Pero, es alguien consciente de la mala leche que tenía?

Y es que Vlad Tepes, el Drácula histórico, tenía un humor negro de muy mala baba, vamos, que para atreverse a contarle un chiste al señorito uno los tenía que tener blindados, a no ser que quisiese acabar como un elemento decorativo en la llanura valaca..

Drácula y la nouvelle cuisine.

En una ocasión, un noble que estaba cenando con él entre sus víctimas empaladas no podía soportar el olor de los cuerpos en descomposición, y se tapó la nariz con la mano.

Drácula se percató de esta imperdonable falta de educación y le preguntó por qué se tapaba la nariz, a lo que el noble respondió que porque no podía soportar la pestilencia de los cadáveres putrefactos. Cosa por otro lado, muy lógica. Ya que uno queda para almorzar, lo de los gusanos haciendo puenting en tu plato desde las estacas, como que no.

-Muy bien -replicó Drácula-, voy a resolver tu problema.

Antes de que al noble quejita le diese tiempo a cagarse en los pantalones, Vlad mandó traer una estaca muy alta y ordenó que empalaran a su invitado en ella, con lo que el hombre clavado en la estaca quedó muy por encima de las otras víctimas.

–¡Ya está! -le gritó Drácula-. Ahora estás suspendido entre las brisas más frescas y limpias, y ya no tienes que soportar la pestilencia de estos cadáveres que se pudren aquí abajo.

No querido lector, en aquellos años no había ambientadores ni pinzas para la nariz. Como mucho te la cortaban, y no era plan tampoco.

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Pongame 250 gramos de lomo, ¡pero finitos!

Un día vinieron a visitarle unos embajadores del Gran turco y en cuanto hubieron penetrado en su morada, se inclinaron ante él pero sin descubrirse. Drácula les preguntó entonces:

-¿Por qué no os inclináis ante mí? Os halláis ante un gran soberano y lo ultrajáis actuando así.

A lo que respondieron, chulos ellos:

-Tal es la costumbre del soberano de nuestro país.

Drácula miró a cámara, sonrió con sorna, se volvió hacia ellos y les dijo:

-Pues bien, voy a afianzaros en vuestras creencias. Esperadme.

Ni corto ni perezoso, el bueno de Vlad se dio un garbeo hacia los guardas y les ordenó de inmediato que se les clavara el turbante a la cabeza con la ayuda de un pequeño clavo de hierro. Luego les dejó libres y les dijo:

-Id y explicárselo a vuestro soberano, pues si él está acostumbrado a aceptar tal desvergüenza por vuestra parte, nosotros no lo estamos. Que no imponga sus costumbres a otros soberanos que nada quieres saber de ellas, que se las guarde para él.

A esto se le llama tolerancia.

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Menuda clavada neng, a este chiringuito no volvemos.

Drácula y el truco de la monedita.

Un día llegó a la ciudad de Drácula un comerciante húngaro. Según las órdenes del voivoda (cargo nobiliario) , dejó su carro en la calle, abandonando sus mercancías en el vehículo mientras pasaba la noche en una casa.

Alguien le robó 160 ducados que llevaba en su carro, por lo que se dirigió ante Vlad para presentarle queja por el hurto de su oro. Drácula le atendió y en lugar de mandarlo a que le fuesen lubricando el ano. dijo:

-Puedes ir a tu casa en paz. Esta noche te será devuelto el oro.

Y ordenó que metieran en el carro, durante la noche, oro de sus propias arcas, pero añadiendo una moneda.¡Que pìllín! Jo, Dracu. ¡Como eres!

A la mañana siguiente el comerciante recibió con alegría el oro que creía perdido, pero tras contarlo dos veces, observó que había una moneda de más. Fue al palacio de Drácula y le dijo:

-Señor, mi oro he recuperado, aunque hay una moneda que no me pertenece.

En ese momento trajeron al ladrón y el oro robado. Drácula habló al mercader.

-¡Vete en paz! Si no me hubieras devuelto esa moneda de oro suplementaria te habría mandado empalar en compañía del ladrón.

Drácula, por lo tanto, fue un verdadero impulsor del concepto de “seguridad ciudadana”. Pero si te pasabas de listo, te enclavaba tremendo palo por el culo.

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Don’t want a short dick men…

Drácula crea las rave-party.

Un día, Drácula ordenó a aquellos de su país que estaban viejos y enfermos, que sufrían enfermedades o miseria, que se presentaran ante él.

Se reunió un gentío de pobres y de pedigüeños que aguardaba de él caridad. Pobres ilusos. Nadie les había dicho que los reyes Magos son los padres.

Mandó reunirlos en una gran casa construida a tal efecto y dio orden de que se les diese de comer y de beber a voluntad. Muy de buen rollo, sí, pero como siempre con Vlad, había gato encerrado.

Una vez hubieron comido, comenzaron a divertirse.

Drácula les visitó y les dijo:

-¿Qué más necesitáis?

Y ellos en coro:

-Señor, sólo Dios y tu grandeza lo saben. Actuad como Dios os dé a entender.

Vlad se frotó las manos y les dijo entonces:

¿Queréis que actúe de modo que no tengáis ya más preocupaciones y que no carezcáis de nada en este mundo?

Y todos los pobres ilusos aguardando una gran liberación y fortuna, como un triunfito delante del jurado, respondieron:

-¡Lo queremos, Señor!

Tras ello, el mamón de Vlad, seguramente desternillándose por el camino, ordenó que cerraran la casa y que le prendieran fuego, y todos perecieron quemados. Mientras tanto, decía a sus ayudantes:

-Sabed que he actuado así, en primer lugar para que ya no sean una carga para los demás y para que nadie más sea ya pobre en mi país, y todos ricos. En segundo lugar, los he liberado para que ninguno de ellos sufra más en este mundo la pobreza o enfermedad alguna.

Por lo tanto, también Vlad Tepes fue un innovador, un firme partidario del estado del bienestar, y un pirómano del carajo.

Tal era el terror a la justicia (bueno, por llamarlo de algún modo) del voivoda, que se dice que durante su reinado se vivió la época de mayor seguridad ciudadana de la historia de la región. Mandó fundir una jarra de oro y colocarla sin sujeción alguna en la fuente pública de Tirgoviste para uso de los caminantes. Nadie robó la jarra jamás.

¡¡¡Cualquiera se atrevía!!!

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¡Así da gusto ir al Rocío!

Conclusiones o algo así.

Fue en esta persona quien Bram Stoker se basó para contar su famosa historia “Drácula”. La única auténtica invención de Stoker fue relacionar al Drácula histórico con el auténtico folklore rumano. La obra de este irlandés no se publicó en Rumanía hasta 1990. Estuvo prohibida durante la etapa comunista por considerarse que denigraba la figura de uno de sus personajes históricos más venerados.

Muchos autores sensacionalistas se empeñan en demostrar que la creencia en los vampiros continúa extendida en tierras transilvanas. En cambio, si hoy en Rumanía se pregunta por Drácula, para todos es un héroe nacional como nuestro Cid Campeador, y la leyenda del vampiro a muchos les suena a insulto, y otros les hace reír.

Bueno, es tarde y quiero dormir, os dejo. He oído algo escaleras abajo y la puerta debería estar cerradaaaaaarghhh!

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Este texto me gustó mucho de la página de Torbe.

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