Esquema de La política
En esta obra se distinguen tres partes:
a) En la primera Aristóteles da una visión del Estado como fundamento de la vida social.
b) Después, analiza las teorías políticas anteriores y distintos regímenes políticos conocidos, critica la República ideal de Platón y concreta su visión del Estado.
c) Concluye con una visión del Estado y las formas de gobierno, no dando primacía a ninguna de ellas, ya que para Aristóteles, cualquiera es buena si en ella reina la justicia.
Método de estudio para la elaboración de la obra
Utiliza el método analítico: descompone la polis en sus elementos constituyentes (hombres, mujeres, esclavos, familias, barrios, aldeas, etc.) y analiza la naturaleza particular de éstos. Una vez analizadas las partes y conocidas sus tendencias naturales (hacia donde se actualizan sus potencias), se reconstruye de nuevo el todo. Es como si para analizar el funcionamiento de un reloj, lo desmontamos, vemos como funcionan todas sus piezas, y luego lo volvemos a montar.
Naturaleza y teleología en la Política
a) La polis es un ser natural: las sociedades humanas no son el producto de un pacto convencional (como pensaban algunos sofistas) o del mero azar (que son así pero podrían ser de otra manera o, simplemente, no haber sido), sino seres naturales (como una planta o un perro). Al ser un ser natural, la polis, tiene su naturaleza, sus actos y sus potencias a las que tiende, es decir, una finalidad. ¿Cuál será la finalidad de la sociedad? Llegar a su telos o perfección, que se dará cuando reine la felicidad general (recuerda que el fin de la ética es conseguir la felicidad), algo que sólo se alcanzará cuando reine la justicia (exactamente igual que en Platón).
* A la postura filosófica que afirma que poseemos derechos, deberes, leyes, etc. porque, de algún modo, estos se fundan en la naturaleza, se lo denomina como Derecho Natural o, en latín, iusnaturalismo. Esta postura será defendida por todo el pensamiento cristiano hasta nuestros días, basándose en gran medida en la concepción de Aristóteles.
b) Los individuos sólo son átomos o constituyentes básicos de la polis que no tienen sentido fuera de ella, como no lo tendría un brazo o una pierna fuera del cuerpo humano. Un hombre jamás se realizará como persona si naciese y viviese aislado, si permaneciese apartado de la comunidad. El hombre sólo puede actualizar sus potencias dentro de la polis por lo que si vive fuera de ella, nunca será un auténtico hombre. Así, el individuo se supedita al Estado, no por capricho, azar o violencia, sino porque sin el nunca se realizaría como hombre. Para Aristóteles, el todo es anterior a la parte, por lo que la sociedad, aunque parezca paradójico, es anterior a los individuos que la componen, pues estos, y repetimos de nuevo, no serán auténticos hombres si no se desarrollan en su seno. Así, el hombre es un animal político por naturaleza (Zôon politikòn).
* Se subraya aquí el típico chauvinismo de la cultura griega: los hombres que no son griegos o que no viven en poleis no son auténticos hombres, son bárbaros. La palabra griega para designar a un individuo que no se relaciona con los demás es idiotés.
c) Pero no todos los componentes de la sociedad son iguales ya que de ser así todos tendrían por naturaleza las mismas funciones (sería como si en el cuerpo humano todos fuéramos pulmones). Hombres, mujeres, niños, esclavos, etc. son distintos y por lo tanto sus funciones (ergón en griego) son distintas en la organización política de la ciudad.
d) Este origen natural de la sociedad no es algo que Aristóteles afirme gratuitamente, sino algo demostrable y así lo hace en la Política:
1. La unión macho-hembra, hombre-mujer, padres-hijos, no es algo artificial sino natural, cosa constatable viendo todas las diferentes culturas o las especies del mundo animal. Los hombres nos unimos en familias de forma natural.
2. El hombre posee un lenguaje preparado especialmente para comunicarse con otros hombres de forma natural, lo que indica más aún que cualquier animal gregario su naturaleza social.
3. Al igual que en el reino animal se dan relaciones cuyo criterio son el de dominante y dominado, se dan también en las sociedades humanas, y esto no es injusto sino que es natural. Para Aristóteles es justo que el hombre gobierne la familia, que el amo domine al esclavo, el gobernante a sus súbditos, etc. La mujer, por naturaleza, ha de ser gobernada por el hombre y el esclavo lo es también por naturaleza (aunque, a veces, se esclaviza injustamente a los hombres, cosa que no sería natural sino artificial).
* Date cuenta de lo peligroso que es pensar así. Aristóteles justifica la opresión de personas como algo natural. Siguiendo esto, alguien podría oprimirte alegando que, por naturaleza, tiene derecho a hacerlo. Para Aristóteles todos los pueblos no griegos (bárbaros) son esclavos por naturaleza ya que todos ellos carecen del elemento natural que les capacita para ser gobernantes (no tienen la potencia de gobernar). Nosotros, que no somos griegos, seríamos esclavos.
Las formas políticas
a) Aristóteles va a criticar el idealismo utópico y apriorista de Platón. Ni la Ética ni la Política son ciencias exactas (matemáticas, a priori), sino empíricas (como muestra la recopilación de Constituciones de su tiempo que hizo). La Ética y la Política serían ciencias tan empíricas como hoy lo son la biología o la química.
b) Aristóteles jamás concibió un sistema político mejor que el de la ciudad-estado (la polis), por lo que nunca participó de las ideas políticas de su discípulo Alejandro, el cual construyó un gran imperio heleno en el que todos sus ciudadanos, sean griegos o no, tenían los mismos derechos. El igualar a griegos con bárbaros no gusto nada a los primeros y era algo que rechazaba de lleno las propias teorías aristotélicas de la inferioridad natural de estos pueblos.
c) Respecto a la tipología de gobiernos para la polis, Aristóteles recoge la división ya clásica (desde los sofistas) de monarquía (gobierno de un rey), aristocracia (gobierno de unos pocos nobles o aristócratas) y democracia (gobierno del pueblo), afirmando que cualquier de estos sistemas es bueno siempre que en él reine la justicia. Si la injusticia es la que domina, tendremos las degeneraciones correspondientes a estos sistemas: tiranía (el rey se convierte en un tirano y abusa de su poder), oligarquía (los nobles abusan de su poder quitando privilegios al pueblo) y demagogia (la democracia se llena de sofistas que sólo buscan el poder de forma individual y no el bien común).
d) Al contrario que Platón, el estagirita niega la posibilidad de un Estado perfecto. Cada pueblo vive en unas circunstancias geográficas, climáticas, culturales, etc. que hacen imposible establecer un orden general válido para todos. Cada comunidad deberá entonces encontrar la la organización que se adapte mejor a sus necesidades y recursos. En general, Aristóteles se inclina por un gobierno de los mejores en el que el «grueso» de la población esté constituido por «las clases medias», en la que prime la estabilidad, cosa que sólo se conseguirá mediante la moderación (cosa que coincide con su teoría ética del justo medio: una sociedad con demasiados gobernantes, demasiados esclavos o demasiados guerreros acabaría por ser injusta).
El conservadurismo político de Aristóteles
La defensa a ultranza de la polis con todas sus tradiciones negativas (algunas ya superadas en la teoría política de Platón) como la esclavitud o la desigualdad natural entre hombres y mujeres, el derecho natural a esclavizar a los bárbaros, etc. quizá sea el aspecto más oscuro y criticado de esta gran figura de la filosofía. Sin que pretendamos defender o justificar su postura, simplemente advertirte que frente a la enorme crisis no sólo de Atenas, sino de todas las polis, Aristóteles, que nunca concibió otro sistema mejor que la ciudad-estado, pretendió salvar ésta como fuese, incluso a costa de retroceder a posturas tan conservadoras. Esto no significa que éste no creyese realmente en la inferioridad intelectual de mujeres, bárbaros y esclavos, sino que quizá esta idea estuviese condicionada y fuera «un mal menor» respecto a lo que se avecinaba: la pérdida de la identidad de los griegos en un sistema imperial en el que desaparecería la autodeterminación de las poleis griegas; algo inaceptable para un animal político.