Derrochar glamour es sólo cuestión de números:
23.000 euros para viajar con un bolso de Louis Vuitton del modelo “Les Extraordinaires Damier Virtuose”.
Scarlett Johansson y Uma Thurman publicitan los bolsos de Louis Vuitton.
3.000 euros para realzar el pecho con un sujetador de Lyall Hakaraia, en su exclusiva tienda de Londres.
Corsets de Lyall Hakaraia
O algo más económico si es de Rigby and Peller, la corsetería donde acude Isabel II, rondando los 400 ó 500 euros.
17.000 euros para vestir un modelo de Valentino.
Valentino Garabani y Rosario Nadal. Pasarela con modelitos de Valentino.
Los modelitos de Yves Saint Laurent, Alexander McQueen, Ronit Zilka o Julien MacDonald pueden llegar a los 12.300 euros.
Pasarela de Yves Saint Laurent.
4.000 si una se conforma con una chaquetita de Chanel…
Victoria Beckham luciendo Chanel.
Por cierto, hablando de la pijísima, puede gastarse en una tarde 350.000 euros en zapatos, gafas y relojes que según ella, le llaman y le hablan «¡Cómprame!». Y ella, como es una chica muy obediente, se gasta la pasta gansa.
La ocasión exige pasear por las “millas de oro” de cualquier capital (El Paseo de Gracia en Barcelona; en Madrid, Ortega y Gasset). Y si uno pretende declarar su amor, más vale que emule al actor Russell Crowe, que sorprendió a su novia con un anillo de pedida de diamantes de la firma Cartier valorado en unos 100.000 euros.
O Katie Holmes, que en el 2008 fue considerada la mejor compradora del año 2008 en Nueva York, ya que sus visitas a las tiendas le hicieron desembolsar 14 millones de dólares.
Katie Holmes y su hija haciendo lo que mejor se le da… comprar.
Ya sabemos que a la mujer de Tom Cruise le encanta enseñar a su hija Suri a ser una compradora compulsiva y una adulta niña. Esos 14 millones de dólares bien valen unos zapatos de tacón para propiciarle una buena escoliosis, pero… ¿no había que sufrir para estar guapa?
Las joyas de Theo Fennell pueden llegar a los 65.000 euros.
Estos son lujos reservados para unas pocas personas en todo el planeta que, además de tener dinero, desean gozar de un bien exclusivo y escaso, como lo es el reloj Star Caliber 2000, que se presenta envuelto en una cajita con cuatro piezas y alcanza el escalofriante precio de 6.000.000 de euros (6 millones de leuros, vaya). Si el presupuesto no te da para tanto, puedes obtener un Cartier por unos 2.500 euros.
Este reloj Cartier se vende por unos 9.800 euros.
Joan Collins hizo confeccionarse un abrigo con 50 martas importadas en exclusiva desde Rusia por un valor de 324.000 euros (54 millones de las antiguas pesetas), que lo catapultan al puesto superior entre los abrigos más caros y selectos del planeta.
Las marcas copiadas y su valor en el mercado negro
Cualquier vendedor ambulante de las capitales europeas ofrece la ocasión de hacerse con un bolso de Vuitton, un polo de Lacoste, un reloj Cartier o un pañuelo Hermés a precios realmente de ganga.
Estos saldos esconden una razón: son artículos falsos. Estas cuatro marcas francesas están entre las seis primeras que más se copian cada año en todo el mundo. Italia figura a la cabecera en cuanto a falsificación de nombres, logotipos y diseño de marcas.
Para hacerse una idea del valor de las marcas de lujo en el mercado negro, no hay más que mirar cómo en Internet se han disparado indeseables correos de spam con atractivas ofertas de Rolex falsos a 200 euros. Relojes Cartier a 250 euros y otros precios parecidos para firmas prestigiosas como Patek Philippe, Vacheron Constantin u Omega, cuyos precios originales suelen ser más de diez o viente veces superiores.
El 65% de los productos y marcas de éxito se falsifican en menos de un año, aunque buena parte se requisa en las fronteras de la Unión Europea.
Para festejar su 150 aniversario, la primera marca de lujo del mundo, Louis Vuitton, abrió 20 tiendas y decoró la fachada de su sede en París con una réplica de sus emblemáticas maletas.
Joe, y yo me quejo a veces cuando me gustan unas botas de 70 euros!! ya les veo caras!!
Menudo despilfarro. Yo creo que muchas veces merece la pena pagar un poco más, pero ni mucho menso llegar a esos límites. ¡¡Madre mía!!
En mi opinión una verdadera tontería.