Salvo excepciones, la cabeza del ser humano crece a un ritmo normal hasta alcanzar los diez años de edad, momento en el que una gorra nos valdrá para toda la vida. Eso sí, hay que diferenciar entre la región del cráneo donde se aloja el cerebro y la que se pertenece al rostro, ya que crecen a un ritmo diferente.
En nuestra etapa de recién nacidos, el tamaño de nuestra caja craneal no supera el 25% del que alcanzará a la edad adulta. A la edad de siete u ocho años, habrá crecido hasta llegar el 95% de su dimensión final y el crecimiento se interrumpirá en la mayor parte de los niños antes de alcanzar la pubertad.
No obstante, nuestra cara crece a un ritmo más despacio, ya que concluye por desarrollarse en torno a los veinte años, coincidiendo con el afloramiento de la muela del juicio. Éste es un indicio que es de gran ayuda para los antropólogos a la hora de examinar una calavera.
Gracias a los datos que nos ofrece el cráneo de Tutankamon, sabemos que murió a la edad aproximada de 18 años.
Interesante artículo, no sabía que la cara crece a un ritmo diferente que el cráneo.
Un saludo.
Tendremos que tener cuidado…Probablemente con el tiempo hagamos un gran boquete en el colchon al dormir jajajaja.Interesante Andrés me encantan tus artículos. Un abrazo :).
Desconocía esa relación entre el crecimiento de la cara y la muela del juicio.
Me parece muy interesante este artículo, lo desconocía por completo, además me ha impactado lo de la muela del juicio.
Un saludo.