Tanto la carne como la leche se comercializa y envasa siguiendo controles exhaustivos por parte de analistas que se ocupan de revisar su color, sabor, olor, carga bacteriana, contenido de proteínas, grasa, acidez, temperatura, ausencia de antibióticos y aflatoxinas, para comprobar que cumplen con los parámetros de calidad.
Antes de poner estos alimentos a la venta, se exige una ausencia de antibióticos que se suministran a las vacas enfermas, siendo el más común la penicilina. De otra forma, podría ocasionar alergias en los consumidores.
La sensibilización del consumidor al antibiótico a veces pasa desapercibida, por exposición ambiental o a través de la dieta debido a los alimentos para animales que contienen antibióticos, o cuando la leche lleva penicilina, ya que las vacas con mastitis son sometidas a tratamiento con este fármaco.
El caso es meterle mierda a la carne. Que pena con lo buena que es natural.
Pues menos mal que exigen ausencia de antibióticos.