Evolución estética de Enrique Bunbury

Los milagros del Farmatint

Desde luego los guiris no saben lo que se pierden: Su archiconocido Bowie no cambio mucho su aspecto en la década de los 90 mientras nosotros teníamos nuestro “Duque Blanco” ejerciendo de camaleón con algunas transformaciones dignas de Optimus Prime. ¿Qué persona conocen capaz de los cambios estéticos de Bunbury? ¿Ruiz Mateos? ¿Enrique Anaut? ¿Tenesoya? No amiguitos, no existe comparación alguna con ese Mesías de la estética que sólo concibe cada nuevo disco unido a una visita al mítico Rupert (No me refiero al Oso). Sólo en la piel de toro, y más concretamente en el subcontinente maño, podría surgir un artista que pueda pasar del jarrock a la música latina pasando por el tecno más descerebrado (el 99%).

¿Cómo surgió este hombre? ¿Salió de las rebajas del Sepu? ¿O inició su carrera influido por Objetivo Birmania? (Donde cantaba el amor platónico de Marcial). No, su génesis es mucho más remoto, y comienza en una época donde Víctor Coyote se tiró a la secretaria de Leguina.

Barón Rojo y la colonia Mirasierra

A finales de los 80 surgieron grupitos de Rock pseudo-durillo que pretendían hacer llegar el puro rock a sectores más favorecidos de la sociedad. Aunque se da el caso de ejecutivos con LPs de Leño e incluso de guarderías a ritmo de Barón Rojo (En el Madrid de Tierno Galván todo es posible), la mayoría de pijos pasó olímpicamente del rock de altura y de la voz aterciopelada de Rafa Basa o Mariscal.

Una vez comentado esto, existe una excepción curiosa en el género y son Héroes del Silencio. El artículo, no pretende desenmascarar lo que bien que tocaban (a juicio de sus fan, que leyéndoles parece que Héroes era “The Band” no me jodas) o la profundidad de las cuerdas vocales de Bunbury, sino ver la curiosa evolución estética del susodicho a lo largo de los años. El amplio espectro de fans de Héroes hicieron que Enrique fuera alguien ecléctico (nada que ver con poner enchufes) y recibiera influencias de Bobbie Dylan, Los Pecos, Dinamita Pa Los Pollos y Raphael

Por eso (y aparte de su escasa personalidad) su look varió tanto como el logo de Alianza Popular en los años 80.El artículo es puramente visual para bochorno de los gafapastas vendidos al Bunbury Dylaniano o Morrisoniano (A saber, depende del narcótico) y los fanáticos de héroes que como chicos responsables acabaron derecho o ingeniería. Cada sección del texto incorpora un dibujo realizado por mí, con sus correspondientes flechitas indicando los cambios estéticos. Esto convierte el artículo en plenamente didáctico, ya que gracias a éste ustedes podrán vestir como Bunbury e incluso combinar (para los Cosplay) las distintas partes del atuendo. Como ven, Viruete.com también alcanza a las revistas de moda como el Vogue o el Pronto.

La época Simply Red – Milli Vanilli

Los inicios de Bunbury presentan una pelambrera escarlata que nos hace dudar sobre si usaba mechas o es fruto de los filtros fotográficos de la época. Mostraba un pelo rizado que haría de las delicias de los melenudos más intransigentes, y de hecho se le puede considerar como el introductor de las Hair-Bands en España junto a las Supremas de Móstoles.

Aunque muchos ven influencias de Van Halen, nosotros consideramos que el peinado supone una curiosa fotosíntesis (viva Jorge de GH) entre Simply Red, The Cure, Milli Vanilli y Pipi Calzaslargas. Nos impresiona que Bunbury no haya vuelto a teñirse el pelo de esta manera, ya que destacaba por encima de todos, y le convertía en una estrella Glam sin necesidad de pintarse las uñas. Miles de carpetas de estudiantes de B.U.P nos dan la razón. Y además, uno de Niños del Brasil le imitaba el look años después.

La época Red Hot Chili – Rodríguez

Bunbury no era tonto, y con el cambio de década se pasó al rollito MTV. Enrique dejó paulatinamente su estilo de pelo estilo presidenta del Rayo para ir aproximándose al moreno súper-reserva indígena. El porrerismo desencantado de bazofias como Mi Idaho Privado, y el aspecto pseudo-Indio del batería de Nirvana o el cantante de los Red Hot influyó poderosísimamente en Bunbury que abandonó su cabellera escarlata.Esto coincide con el viraje siniestrillo de los Héroes, muy tímido todavía (eran amigos del Príncipe), pero que les haría una gran influencia para los futuros Mago de Oz. En esa época Bunbury también llevaba pañuelos en el pelo, moda jebi felizmente extinguida hasta la próxima publicación de The Chinese Democracy (si salió el Smile de Wilson….)

¿Tendrá todavía el tatuaje o era de los del bollicao?

La época gótica

Aquí comienza la supuesta gran época oscura de los Héroes, donde hacen la gira americana, lanzan Avalancha (canción basada en los Ultra Sur que lamentablemente muchos le dieron tintes épico-góticos) y Bunbury está post-suicida después de un exceso de Badulaire. Enrique aquí cardó su pelo, pareciendo una versión del Sevilla anoréxica, y acompañándolo con un cambio de actitud y compromiso (Más o menos como Sabina y la OTAN, pero al revés de lo que Vds. piensan).Aunque parece que tiende a la etapa ya final, antes tendríamos un periodo inadvertido y olvidado en el periplo Bunburiano que le haría retomar elementos de grandes músicos como Paco Pil (Ahora Dr.Pil, “ej lo que tiene el Jause” que diría Bono)

¡Ey colega, me llamo Paco, dame un poco de Jaco!

La increíble, colosal, divertida, bizarra y estúpida época Bakala

La dirección de esta página asume el peligro que supone dar conocer esta olvidada etapa de Enrique. Aún así, vamos a ser los únicos en reivindicar el breve periplo pelocenicero de Bunbury aunque Loquillo nos amenace con una paliza por meternos con su socio.

Influido por las ventas de las Woman DJ y el Original Sessions, Bunbury experimentó con otras sonoridades (Como la Jurado y el Jazz o el Blues y Chenoa), lo que le llevó al disco pseudo-bakaluti Radical Sonora. Allí se incluía la descojonante “Alicia expulsada al país de las maravillas” (Que el autor del artículo todavía canta en la ducha como método infalible de aclarar la garganta) y otras joyas que a base de remix hicieron infraistoria en Hospitalet, Fuenla y – Ponga aquí su ciudad dormitorio favorita -.

En esa época Bunbury se dejó el pelo extremadamente corto, e incluso llevó gafas al estilo de nuestro conocido DJ Neo. Los fans de Héroes más intransigentes no entendieron este cambio total de su titán, y Radical Sonora sólo encontró fanáticos entre los bakalaeros abiertos a otras tendencias, es decir, ninguno. Aunque el chico si conservó bastante fans “abiertos a la experimentación”, que diría él.

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La gran época Morrisoniana

Después del fallido experimento anterior, Bunbury dio un giro de 180 grados a su carrera, y empezó a cultivar el Rock canalla al estilo de la familia Buho (Café Quijano).

Aunque siempre quedó menos esperpéntico que su principal influencia, aquí es cuando le dio la manía de mezclar a Morrison con el Cabaret, y usar la palabra freak en plan artista modernista de circo. Curioso del que había sido uno de los mayores cara-magdalena de principios de la época. Nosotros entendemos que habiendo sido carne de SuperPop, no puede ser un freak, y esta palabra sólo debería ser revindicada por gente como Pepe Carabias.

Revindicado como Monstruo, y con especiales periódicos de la Rolling Stone, se pintó las uñas, produjo a los Paquidermos esos, y mezcló a partes iguales a Raphael, Morrison y Dylan. No vamos a hablar de esos Cream Españoles que eran Bushido, ya que sólo el incomparable verbo de Rafa A BIG BALL podría hacerles justicia

Los últimos discos de Bunburry son post-rock resultón que aunque huelen y se oyen viejo, al menos evitan los horribles alaridos del susodicho en la época de Héroes. Olvidando su viril pelo corto estilo Alejandro Sanz circa 1998, volvió a la época última de héroes sólo que con botines estilo el fary y chaquetas sacadas de “Ser Hippy una vez al año no hace daño” (Que se lo digan a Los caños).

El buen rollito americano

Ya se sabe, es irse a América y acabar haciendo música para vender Kleenex estilo Manu Chao. Aunque no llegó a esos límites del dodecafonismo y a tocar melodías de ayer y hoy referidas al altiplano boliviano (Por cierto, subirse a la línea 6 del Metro en Madrid es un concierto de Los Panchos continuo), Bunbury volvió con el sombrero americano y cierto acento tejano al estilo de Joe Mary Ansar.

El último disco ya es morralla musical, que por no tener, no tiene el encanto porrero del Salmón de Calamaro. Su pelo ahora está más cardado, lleva gafas negras al estilo de Dylan, y tiene pinta de haber salido de alguna performante anti-globalización de Arco. Sus entrevistas oscilan entre la ida de olla más desvergonzada, y las opiniones musicales supuestamente outsider (Al menos revindica a Los Brincos, que aprenda Rockdelux). Al menos así es divertido, no como el payaso de Jarabe de Palo.

El futuro

El look de Bunbury ya no puede dar más de sí sin resultar ridículo. En este sentido prevemos un futuro acercamiento a ese artista plástico llamado Miguel Bosé y Velvetina (que no desea la guerra como todos vds sabrán, sino plantar la semilla de la concordia universal). Siendo ese su futuro estético, su colaboración respecto a Panero (el Arrabal de la lírica) sólo nos lleva a un futuro supergrupo de mentes privilegiadas con Manolo Kabezabolo, Evaristo, y Josep Plá de batería (Sin baquetas, dando cabezazos al bombo.

Visto en Viruete.

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