Pues ayer estuve sacándome el carnet de manipulador, una de las causas para que esta semana se me hayan desbaratado mis planes de organización y vuelva a ir de culo en lo que respecta a la blogoesfera. Y todo porque el curso era de 4 horas y me interrumpía el sueño. Así que cuando salí de trabajar por la noche, llegué a casa y me dormí sólo una horita (si es que llegó) y me levanté para ir por la mañana al curso, que era de 9 a 1 de la tarde.
El cursillo era gratuito por el SERVEF, por estar asegurado, y te dan el carnet de manipulador, cosa que me hace gracia porque llevo ya 17 años trabajando y manipulando alimentos sin haberme sacado nunca ninguna acreditación de manipulador. Pero bueno, esto nos lo sugirió nuestro jefe.
Pues bueno, quedé con Quaid en ir al cursillo y llegué el primero, y lo peor es que la gente llegó bastante tarde, vaya formalidad que tienen. Inclusive el dormilón de Quaid, que se quedó sobado por la mañana y tuvo que coger un taxi para no llegar más tarde. Eso sí, nunca superará a esa pareja que llegó media hora tarde y parecía que venían de echar un kiki en la playa.
Pues bueno, yo temía quedarme sobado durante la clase por haber dormido poco, pero menos mal que aguanté bastante bien, salvo el último trozo, que se notaba la falta de sueño, y es que a mi me da bastante modorra estar sentado en un lugar quietecito.
La clase estuvo muy bien, la profesora era muy simpática y lo expuso todo correctamente, explicándonos cosas de bacterias, temperaturas y demás normas que no cumplimos en el restaurante donde trabajo. Eso parecía ya en plan Michael Jackson con la mascarilla, todo muy escrupuloso, pero se supone que es tarea de sanidad, lo de explicarlo todo en plan impoluto y estéril. Así que me dediqué con Quaid a reírme cada vez que comentaban algo que incumplíamos.
Al final hicimos el examen, que creo que me salió bien, y de todas maneras, no suelen ser exámenes muy estrictos, por lo que no me preocupaba este aspecto, y ya pusimos pies en polvorosa para llegar a casa y descansar algo, pues esa tarde había que currar.
Y bueno, para terminar esta entrada, os muestro una foto que saqué el año pasado de la cubeta donde tenemos el tomate de las pizzas en el restaurante donde trabajo. Y sí, eso que veis de color grisáceo es moho que proliferó en la misma. Os enseñaré más fotos bochornosas y de escándalo alimentario higiénico del lugar donde curro en el futuro, esto es para abrir boca. Es que tengo que sacaros una foto de la fecha de caducidad de los Ginger Ale que tenemos caducados desde el 2004, y hasta ese momento he pospuesto el especial de denuncia sanitaria que tengo preparado.