Los tigres dorados poseen un pelaje inusual causado por un gen recesivo que sólo parece afectar a los tigres en cautividad. El color de su pelo es amarillento, con las patas blancas y unas bandas anaranjadas algo tenues. Su pelaje tiende a ser más espeso que el de un tigre normal y, debido a su color ligeramente rojizo, también se les denomina «Tigres de fresa«.
Existen tan sólo unos 30 ejemplares de tigre dorado en todo el mundo. Su condición afecta meramente a su aspecto y no se considera una especie aparte. Tienden a tener un gran tamaño y están emparentados con los tigres de Bengala, como sus primos los Tigres Blancos, aunque la anomalía genética de estos últimos se relaciona con un gen que restringe el color, mientras que los tigres dorados tienen inhibida la formación de rayas.