Esta creencia ha sido objeto de debate durante muchos años. Las evidencias sugieren que los terremotos son causados por cambios de tensión, que originan deformaciones debido al movimiento de las placas tectónicas en la litosfera.
No obstante, la atracción gravitacional de la Luna y el Sol también inducen en una desfiguración elástica de la tierra sólida de nuestro planeta, tal y como sucede con las mareas oceánicas. Esta clase de deformación es reversible, ya que una vez que las fuerzas cesan de ser aplicadas, la materia vuelve a su anterior forma. Estas mareas terrestres poseen periodos «diarios» (12 horas) y «quincenales» (14 días).
De manera adicional, las mareas oceánicas cubren y se retiran de la corteza terrestre a la vez que los niveles del mar cambian. La tensión que desempeñan las mareas terrestres, unos ~4 kilopascales, es bastante menor que la producida por el movimiento de las placas tectónicas.
La idea de que la mareas terrestres influyen en la actividad sísmica ha existido desde el conocimiento de las placas tectónicas. Pero aunque parecería un factor a tener en cuenta, no se ha podido demostrar que el flujo de las mareas tenga relación alguna con el incremento de terremotos.
Mientras ciertos estudios (como los realizados por Matthew Kennedy, del Instituto de Geofísica y Física Planetaria de UCLA) no encuentran correlaciones entre las mareas terrestres y los terremotos que se producen, otros autores sí han encontrado pequeños signos positivos de conexión, como apuntó Junzo Kasahara (del Instituto de Investigaciones Sísmicas de la Universidad de Tokio) en su libro «Mareas, terremotos y volcanes» de 2002.
Los terremotos ocurren cuando la tensión en una falla excede el umbral crítico del punto de ruptura. Se sabe a ciencia cierta que aplicando una tensión adicional a un sistema de fallas que está a punto de quebrar, se podrá iniciar una ruptura y producir un terremoto.
Es posible que la elevación producida por las mareas terrestres reduzca la tensión natural que mantiene las fallas juntas. Algunas investigaciones recientes de Laurent Metivier, de la Universidad París Diderot, presentan evidencias al respecto.
De todas maneras, aunque exista una relación estadística entre las mareas terrestres y la actividad sísmica, esto no supone ninguna ayuda en la predicción de terremotos, ya que no existe forma de medir qué fallas están a punto de quebrar.
En términos de la teoría de la superluna, la atracción que ejerce la gravedad de la Luna en su perigeo no es diferente a la misma que produce en otras posiciones. Esto supone que no existan cambios significativos en la altura de las mareas, que pueden tener unos 15 centímetros de diferencia en ciertas zonas, aunque generalmente sólo llegue a unos pocos centímetros respecto a las alturas acostumbradas.
Por ello, tampoco supone una gran fuerza que afecte a los terremotos. De hecho, la superluna de marzo de 1993 pasó sin producir ningún efecto significativo, al igual que la superluna de diciembre de 2008.
Pienso… Qué son cosas que ni los científicos pueden explicar. ¿Verdad Andrés? Las cosas… pasan por algo, la tierra tiene su ciclo por que está viva.. Pero bueno siempre hay algo que influye del exterior seguro.
Pues yo creo que las mareas influyen en la actividad sísmica, aunque no se haya podido demostrar.
Considerando que el bendito planeta La Tierra tiene vida y que está inmersa en el sistema solar al que pertenece, así mismo su sol es componente de una galaxia donde hay energías gravitacionales tal como lo demostrara Albert Estein y la cortesa terrestre (continentes y oceanos) es solo una delgada cascarita del globo terrestre es facil qué dicha costesa se desplace y como existen placas de diferentes caracteristicas es logico que los movimientos sean diferenciales.