Aquelarre es una palabra euskera compuesta por «aker» (macho cabrío) y «larre» (campo), que se emplea para denominar el sitio en que las brujas (sorginak en euskera) ofician sus reuniones y ceremonias. La palabra, aunque es de origen vasco, ha sido asimilada por el idioma español y se aplica a los comités de brujas y brujos, y en un sentido menos estricto, a cualquier asamblea o concilio.
Uno de los akelarres más renombrados es el que se oficiaba en la cueva de Zugarramurdi (Navarra), que también ha dado nombre a esta ceremonia, ya que el nombre del campo que está delante de dicha cueva es «Akelarre».
El Aquelarre, Francisco de Goya, 1798.
La asamblea se celebra de noche y en ella participa el demonio (Lucifer) encarnado en un macho cabrío negro (Akerbeltz), el cual preside la reunión en la que se oficia un Sabath. Durante horas se profieren cantos y se realizan ofrendas orgiásticas y rituales, los cuales abren un portal infernal en el centro del campo. De esta manera se puede ofrecer culto y realizar preguntas a Satanás para adquirir bienes terrenales y poderes sobrehumanos.
En estas reuniones se suministraban substancias alucinógenas que podían ser incluso peligrosas para la salud si se ingerían por vía oral, así que muchas veces se aplicaban ungüentos en la vagina o el ano. Esto pudo haber alimentado la leyenda sobre el carácter sexual de los concilios de brujas o el empleo de calderos para la elaboración de pócimas.
Por otra parte, muchos sapos resultan venenosos por contacto, aunque esas mismas substancias que segrega su piel sean alucinógenas. Por ello, los sapos también forman parte de la imaginería relacionada con el mundo de la brujería. Algo parecido ocurre con algunas setas venenosas, como la amanita muscaria, ligada en los cuentos infantiles al lugar donde moran los gnomos.
El Sabbath o aquelarre se cree que ya se celebraba en las sociedades primitivas en honor a Dionisios.
Bajo el nombre de aquelarre también se conoce a la ceremonia en la que las brujas de la Edad Media eran sentenciadas a la hoguera por el cargo de herejía.
Creo que el punto de vista que se tiene de los aquelarres está deformado por el paso de tiempo y por conceptos religiosos que han dado a algo tan natural como celebrar los ciclos de la naturaleza, un toque de aberración como lo es el concepto de que en los akelarres se adoraba al diablo.
Efectivamente, se trata de una aberración aún hoy vigente, que data del proceso de Logroño (1610-1612) por parte de la Santa Inquisición, a raíz del conflicto de insurrección a favor de las creencias miticas (y por ende, paganas)frente a las impuestas por la autoridad eclesiástica. Cientos de personas, sobretodo mujeres (como no), fueron quemadas por esta institución en la hoguera. Miles murieron de enfermedades e inanición, encerradas de por vida. Su acusación: heregía.
Por toda Europa se conocen festividades similares, relacionadas con la primavera, con la conexión del ser humano con la naturaleza que le rodea y alimenta, donde todo pensamiento de orden moral queda excluído ante la embriaguez y el olvido de sí, formando parte de un todo natural, no figurativo. Las más conocidas tal vez sean las relacionadas con las bacantes en la cultura helena, a cuyo dios, (Baco, o más conocido como Dioniso) se le adoraba durante las bacanales. Fruto de ello nacieron los coros dinisíacos, de los cuales evolucionaría la Tragedia Griega, entre otros factores que la hicieron posible.
El concepto satánico es de la iglesia y la extrapola a otras religiones, pensamientos y filosofías. Un arma poderoso con el que infundir miedo, pánico (la hoguera, el infierno y el castigo, la culpa, la redención para poder salvarnos), pues si bien se trata de un poder que sobretodo tiene su periodo más cruento en esos mismos años de expansión ideológica e imperial, aún perdura, como vemos en tu blog, en nuestros días.
Un poquito de antropología por favor, antes de divulgar sandeces sin fundamento crítico; un poquito de investigación permite aperturas insospechables en nuestros saberes…
muchas gracias por resolver mis dudas, no tenia ni idea de esta palabra para definir un sitio como tal. Saludos.
Resulta algo curioso como la sociedad infunde miedo para poder controlar a las masas, con el conocimiento llega la verdad, por eso no podemos creer ciegamente en conceptos que quieren imponerse por medio del miedo.
también quisiera aportar que Un aquelarre es una reunión de brujas y brujos para la práctica de las artes mágicas. Como tal, acostumbra a celebrarse durante la noche en lugares apartados y contar con la presencia del demonio, representado en la figura de un macho cabrío. La palabra, como tal, proviene del vasco akelarre, que significa ‘prado del macho cabrío’.
Originalmente, los aquelarres eran celebraciones clandestinas, basadas en ritos paganos que estaban prohibidos por las autoridades religiosas de la época. Su prohibición, en este sentido, se rastrea incluso al periodo del Imperio romano.
Con estas cosas mejor la verdad no jugar lo digo por experiencia e tenido varios fenómenos y la verdad mejor tener mucho respeto.
La palabra aquelarre procede del euskera o lengua vasca aker=macho cabrío, y larre=campo y era utilizada para referirse a la reunión de brujas donde veneraba a un macho cabrío con el fin de ofrecer culto al Diablo para obtener de él riquezas y poderes. Esta palabra fue más adelante adoptada por el español para referirse a las reuniones nocturnas de brujas y brujos. Aunque el aquelarre puedes estar relacionado también con los ritos de índole pagano llevados a cabo sin el consentimiento de la religión.
mmmm no muy creible la verdad
Aquelarre es una palabra castellana que deriva a su vez de la voz vasca akelarre (del euskera aker, macho cabrío, y larre, prado), que significa «prado del macho cabrío», pues se pensaba que el Diablo se hacía presente en medio de las brujas bajo la forma de ese animal y en ese preciso lugar. Por eso, en origen denominaba exclusivamente el sitio en el que supuestamente las brujas (en euskera, sorginak) celebraban sus rituales satánicos. Pero luego la palabra se asimiló al idioma castellano y, por extensión, acabó por referirse a cualquier agrupación o reunión de brujas y brujos para realizar ritos, hechizos o conjuros, con independencia de dónde se lleve a cabo la misma. El aquelarre, antiguamente llamado asimismo sabbat, existía ya, aparentemente, en las creencias religiosas precristianas: los actos de invocación y adoración a Lucifer se daban en el paganismo antes de Cristo. Pero lo que no existía era la palabra como tal.