Cuando en el año 2005 el Instituto Nacional de Estadística revisó nuestro sistema de contabilidad, afloraron casi 39.000 millones de euros ocultos que procedían de los ingresos en las arcas estatales derivados de la entrada y trabajo de la inmigración en España.
Esto permitió un crecimiento del PIB del 3,1% en 2004, cuatro décimas más de las estimaciones iniciales. Por otra parte, según el Banco de España, los trabajadores extranjeros envían a sus familiares que residen en sus países de origen (la mayoría sudamericanos) más de 3.000 millones de euros al año, aunque esta cifra está aumentando con rapidez.