¿Alguna vez os habéis preguntado el proceso que hay antes de estos apetecibles platos de pollo asado o frito crujientito? Ya no se emplean técnicas rudimentarias a mano en las cuales los animales viven y nosotros los matamos para comer. Directamente nacen para ser engordados y comidos de la manera más fría y sistemática que se podría imaginar. Ahora que lo que se busca es el mínimo gasto con la mayor producción, o sea, no poner un duro y recoger el máximo número de beneficios, se emplean las vidas animales como si fuesen títeres.
Tras toda la comida que comemos diariamente, se puedes esconder un gran sufrimiento y una falta de moralidad impresionante. En estos tres vídeos podréis ver el sistema de cría y producción de pollos con el único fin de ser carne para que los humanos puedan consumirla. Los pollitos son manejados peor que individuos en un campo de concentración, de un lado para otro, para ser hacinados y engordados hasta que puedan matarlos. La verdad que no me parece nada natural como cadena trófica, ni bueno tanto para los animales, como para las personas que comen esa carne.
Los criaderos son fábricas especializadas diseñadas para incubar huevos fértiles recibidos de las granjas. Los huevos se depositan en incubadoras que controlan la temperatura y humedad durante todo el proceso de incubación. Se les da la vuelta a los huevos cada hora y tardan en eclosionar 21 días. Los pollitos con un día de vida se vacunan contra enfermedades. Luego se transportan a granjas de engorde cuya única finalidad es hacer que ganen el peso estipulado por el mercado.
En este otro vídeo de más duración (15 min.), se puede ver el proceso de incubación, cría y despiece de los pollos en una fábrica austriaca. Producen 400.000 pollos semanalmente como quien fabrica clavos. Cada incubadora calienta artificialmente 57.600 huevos a 37 ºC y los va girando cada poco tiempo para evitar que la yema se pegue a la membrana. Es asombrosa la manipulación de pollitos que se hace, todo muy mecanizado, y ver las condiciones de aglomeramiento en las que nacen.
Es horrible saber que nunca verán a su madre ni vivirán sus primeras semanas con ella, o el poco cuidado con que las cintas transportadoras y separadores los tratan, como simples trozos de carne (nunca mejor dicho). El ciclo de cría dura ocho semanas, y en las fábricas de engorde todo se controla con ordenador: ventilación, calefacción o consumo de agua. Las secuencias de los pollos hacinados en las salas de engorde son impresionantes. Saber que has nacido para que en ocho semanas te maten, y entre medias no puedas disfrutar de nada en la vida es muy triste, estos pollos no sentirán ni los rayos del sol.
Las impresiones que el criador cuenta me parecen muy acertadas, explicando que la gente no tiene contacto con la naturaleza y desconoce el proceso que sigue un animal hasta llegar a un plato de cocina. También critica que al mercado sólo le interesa el precio sin tener en cuenta ni siquiera la calidad del sabor.
También se puede ver el proceso del matadero, desde que los pollos llegan vivos en cajas de plástico y se les tranquiliza sus ultimas horas con luz azul para que no tengan estrés en el momento de su muerte. En la línea de matanza se cuelga a los pollos bocabajo en unos ganchos y a partir de ahí las máquinas introducen las cabezas de las aves en una cuba de agua electrificada para dejarlas inconscientes.
Luego unas cuchillas rotatorias cortan un poco los cuellos para que los pollos se desangren, se despluman con agua caliente, unas cuchillas les cortan las patas y otra máquina les arranca la cabeza que tienen colgando. También se ve cómo otro proceso mecanizado les quita las entrañas y se separan los diferentes órganos o partes. Finalmente se empaquetan y llegan listos a los mostradores de los supermercados, donde la gente los compra sin conocer el calvario y proceso que se ha producido antes de llegar ahí.
Lo más hipócrita del asunto es que en publicidad y de cara al público, los pollitos simbolizan ternura y delicadeza. El otro día vi en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia unos pollitos que los tenían en un pequeño recinto acristalado no sé para qué fin. Será para que los niños los vean y digan, «ay, qué bonitos, qué maravillosos somos los humanos, que vivimos en armonía con los animales y los tenemos hasta en este museo», y luego se vayan al buffet libre a ponerse finos de alitas y nuggets de pollo. No lo entiendo, en esa exposición también deberían mostrar el lado más mezquino y sangriento de la forma que tienen los humanos de criar pollitos.
Típicas imágenes de candor y belleza superirreales. Me hace gracia la imagen del pollito corriendo por un campo de hierba, uno de los pocos afortunados que lo podrá hacer.
Ya me dio hambre :D
Pobrecitos, sólo con ver esto se te quitan las ganas de comer pollo.
A mí no, conchi. +1 a Oscar.
Lo que me pareció más impactante fué la fotografía en la que aparecen los embriones que no eclosionaron al tiempo previsto y los sacan de los huevos siendo arrojados como desechos … hasta que macabro punto se llega desde el hecho de que ni siquiera son considerados aptos para la vida?
Por otra parte … a mi me entraron ganas de criar mis propios pollos.
No he querido ver los videos porque me imagino que serán horribles.
Me pàsará lo que me ocurrió con el paté de patos y los huevos de gallinas.
Que no estaría mal que me ocurriera, vamos.
Animalitos los pollos…