El matrimonio Arnolfini

El cuadro «El Matrimonio Arnolfini» (1434, Jan Van Eyck), posee una belleza y una magia especial, aunque más bien misteriosa, y que a mi especialmente siempre me dio bastante mal rollo. Está plagado de simbologías encarnadas en numerosos objetos dispersos por la habitación que son en sí enigmáticos. Van Eyck los pintó como si fueran accesorios esparcidos de forma casual por toda la habitación.

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En el retrato, se refleja a Arnolfini, un comerciante de Lucca que vivía en Brujas, y su esposa Giovanna Cenami. Los dos están de pie, cogidos de la mano, mientras que la mano derecha de él está levantada y la mano izquierda de ella posa sobre el vientre. Ambos se hallan situados en una habitación con una ventana que permite ver algunos árboles frutales del huerto o jardín cercano. El cuadro representa la boda en la que ambos contraen matrimonio.

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En la parte derecha, hay una cama con un dosel y a su lado un sitial con un respaldo alto en cuya parte superior posee una pequeña escultura de Santa Margarita, y la base de ésta, cuelga una escobilla. A los pies del matrimonio, también observamos una alfombra con tapices ocres. En la pared del fondo, aparece colgado un espejo circular de forma convexa y también una ristra de cuentas, utensilio que utilizaban los comerciantes, banqueros y prestamistas de la época.

Pegado a la pared, vemos un banco con almohadones y una tela roja. Tras el marido Arnolfini, observamos una mesa con frutas. En la habitación, vemos algún elementos de caracter personal, como dos pares de zapatillas y un perrito, que terminan este cuadro doméstico del matrimonio. Así, parece una instantánea cotidiana en el hogar de Arnolfini, como si hubiéramos irrumpido en su vivienda sin avisar.

Respecto a uno de los misterios que aparecen en el cuadro, podemos empezar con la escritura que Van Eyck reflejó en la pared del fondo, unos bonita frase con letras góticas entrelazadas. El epígrafe no revela que Van Eyck fuera el autor del cuadro, sino que “Jan van Eyck estuvo aquí”. Aunque resulte algo chocante la inscripción, se relaciona con el hecho de que Van Eyck era amigo de los Arnolfini y que presuntamente actuó de padrino o testigo en la boda.

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A continuación, una relación de elementos y sus simbologias:

– La vela encendida de la lámpara de araña, es una alegoría al misterio de Cristo que todo lo ve, pero una sola vela encendida también representa la institución del matrimonio o la llama del amor (una práctica flamenca era encender una vela el primer día de las nupcias).

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– El espejo de la pared, simboliza la pureza de la Virgen (”speculum sine macula”). El espejo es una obra maestra por su laborioso y detallado trabajo, en el que Van Eyck consiguió reflejar con gran minuciosidad, las escenas de la Pasión de Cristo. El espejo mide 5,5 cm. y cada una de las escenas de la Pasión, 1,5 cm. tan sólo. Alrededor del espejo, aparecen diez de las catorce estaciones del Vía Crucis (las paradas del camino de Cristo hasta su muerte en el Gólgota). Simbolizan que debemos analizar la obra desde una vista cristiana, que conlleva una vida espiritual y legal, recordando la abnegación y renuncia de la vida conyugal.

Respecto a estos espejos convexos (denominados «brujas»), podemos decir que eran muy usuales en aquel periodo, usándose para espantar la mala fortuna. Se solían disponer cerca de las puertas y ventanas, con el fin de lograr efectos de luz en la habitación. Este famoso cuadro de Van Eyck, fue el primero donde aparecieron, y posteriormente este elemento se puso de moda en muchas obras pictóricas.

Según el experto Craig Harbison, el espejo es el centro de gravedad de todo el cuadro, siendo un elemento que nos llama poderosamente la atención, una especie de “círculo mágico” calculado con gran precisión para atraer nuestra mirada y descubrirnos el secreto mismo de la historia del cuadro: “But there’s the key!”.

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– Las frutas en alféizar de la ventana, son una alegoría al estado impoluto antes del pecado. Las naranjas, al no ser una fruta propia de la región, se importaban del sur europeo y eran un alimento costoso. También pueden otorgar al matrimonio, un origen mediterráneo.

Las naranjas se conocían con el nombre de “manzanas de Adán”, y representaban a la fruta prohibida del edén (quizás sean una alegoría del paraíso perdido), en referencia al pecado mortal de la lujuria, probable motivo de la pérdida de la gracia. Los instintos del pecado en la humanidad, se santificaban mediante la ceremonia del casamiento cristiano.

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– El perro nos evoca a la fidelidad en la relación marital.

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– En el cabezal de la cama, discernimos una mujer tallada con dragón a sus pies. Presumiblemente es Santa Margarita, patrona de los alumbramientos, cuyo distintivo es el dragón; aunque la escobilla que hay al lado, nos dice que podría ser Santa Marta, patrona del hogar, que comparte el mismo símbolo.

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– La cama nos hablaría sobre la continuidad del linaje de la familia, y la importancia del mismo, más si hablamos de personas de la realeza y la nobleza. La cama representaría el sitio donde se nace y se muere. Las telas rojas simbolizan la pasión.

– La alfombra que hay al lado de la cama es muy costosa, procedente de Anatolia. Nos hablaría de nuevo sobre la riqueza y posición social del matrimonio.

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– El matrimonio está descalzo, lo que es señal de que la pareja está pisando un suelo santo y por esa razón se han descalzado. Los zuecos que se encuentran en el suelo, representan la unión con el suelo sagrado del hogar y nos indican que se celebra una ceremonia religiosa. La posición de los zapatos nos marca el lugar alegórico del matrimonio. Los de Giovanna, que son rojos, están cerca de la cama; los de su marido, se hallan más próximos al mundo exterior. En aquel tiempo, se creía que pisar el suelo descalzo otorgaba la fertilidad.

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– El gesto de la mano derecha de Arnolfini nos sugiere que está a punto de pronunciar un juramento de fidelidad, es decir, su compromiso matrimonial con Giovanna, mientras que ella, dándole la mano, le corresponde de la misma manera (no se necesitaba sacerdote en la ceremonia matrimonial).

Observando la mano del personaje, advertimos una corrección de Van Eyck: alargó los dedos índice y corazón para enmendar una relativa desproporción de tamaño que el pintor notó al acabar la tela. Las fotografías con infrarrojos revelan que la mano de Arnolfini estuvo situada, en principio, en tres posiciones más atrasadas. En conjunto denota la importancia expresiva que el pintor concedió al gesto del comerciante, dado que es la clave para comprender el sentido de esta composición.

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– El traje verde de la mujer evoca la fertilidad.

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El espejo convexo devuelve la imagen de la habitación desde un nuevo punto de vista: la pareja Arnolfini está de espaldas y, delante de ellos, en el umbral de la puerta, dos personajes con indumentaria azul y roja, uno de ellos, quizás, el propio Van Eyck, que reforzaría con este artificio óptico su presencia en la composición, insistiendo en su calidad de testimonio del matrimonio.

Respecto a la esposa, observamos la curiosa moda femenina que las damas llevaban: se rapaban la frente y se adornaban con una toca en forma de cuernos. Lo que me ha asombrado leer es que la mujer no está embarazada, sino que es una deformación deliberada mediante un corpiño muy ajustado que estrecha el pecho de la mujer, elevándolo y creando un abombamiento de vientre y caderas.

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Evidentemente, el cuadro y el matrimonio en sí están envueltos en un halo de misterio. No se dispone de ningún documento sobre el encargo entre los Arnolfini y Van Eyck. Los primeros documentos sobre la pintura son ya del siglo XVI. De todos modos, sabemos que Giovanni Arnolfini vino de Italia a comerciar a Brujas, amasó una inmensa fortuna y entró en el círculo más selecto del gran duque de Borgoña (para quien trabajaba Jan Van Eyck).

Pero los motivos reales del cuadro siguen estando ocultos. Las nuevas investigaciones de la National Gallery de Londres (radiografías e infrarrojos), demuestran que la mayoría de los objetos, a los que Panofsky trata de dar un sentido, se pintaron después de crear lo fundamental del cuadro; y que todos ellos son pequeños tesoros, carísimos caprichos que en aquella época, muy pocos podían pagar. Al mismo tiempo la riqueza llama a la fertilidad, a la procreación… Lo más evidente es que Arnolfini hace una demostración del poder comercial que había alcanzado, como un auténtico triunfador del siglo XV.

Se ha llegado a plantear si lo pintado es real o es una recreación de Van Eyck, aparte de una demostración de su virtuosismo pictórico. En aquella época no era habitual pintar fuera del estudio, así que es fácil entender que se trata de una ilusión creada por el pintor, en confabulación con Arnolfini. Podría referirse a una promesa de matrimonio y de la vida que le espera a la esposa. Podría reflejar la ceremonia misma del matrimonio. Últimamente se habla de un posible exorcismo, o ceremonia para recuperar la fertilidad ya que Arnolfini y su esposa no tuvieran hijos. Este tipo de ceremonias, para recuperar la fertilidad eran habituales en la época. De hecho, tras las manos de la pareja hay una gárgola sonriente que podría simbolizar el mal que se cierne sobre el matrimonio, la causa de su castigo: Giovanni Arnolfini era un mujeriego, un adúltero.

Pero hay más motivos para la controversia. En 1990, un investigador francés de la Sorbona, Jacques Paviot, descubrió en el archivo de los duques de Borgoña, un documento de matrimonio de Giovanni Arnolfini datado en 1447 (13 años después de que fuese pintado el cuadro y 6 años después de que muriese Jan Van Eyck). Cierto que en el Brujas del siglo XV, hubieron cuatro Arnolfinis y dos de ellos se llamaban Giovanni, pero en el documento se habla inequívocamente del más rico, el que tenía tratos con el archiduque: el del cuadro de Van Eyck.

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El matrimonio Muppetini
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10 comentarios en «El matrimonio Arnolfini»

  1. Muy buena la entrada, pero como a Sil a mi este cuadro, particularmente este, me da un mal rollo que no se… tal vez sea por las caras de los esposos, son un poco raras.

  2. Ya sabes que es uno de mis cuadros fetiche…me gusta mucho por todo lo que significa y porque gracias a él me dieron una matrícula de honor en la carrera, (es verdad, no lo digo por chulear…)
    Uno de mis deseos incumplidos es ir a Londres y verlo en la Tate Gallery!!!

  3. eyck era un genio! me encanta el cuadro lo que no me gusta son los personajes… son muy palidos y tienen caras de mm… mejor no lo digo!

  4. Hola, me a gustado mucho tu entrada es casi perfecta :P
    voy a utilizar algunos detalles para un comentario que tengo qu hacer de este cuadro.
    Me a encantado te felicito :)

  5. La obra me parece muy bella claro estas son características de la época, pero sus rostros me parecen muy serios y la pintura en claroscuro da impresión de tristeza.
    Por lo demás pintado ahí, se supone solo por la pintura y sus elementos que son de familia adinerada.
    No cabe duda la cara de sumisión de la esposa no se oculta para nada.
    Matrimonio arreglado. Como se hacia en aquel tiempo.

  6. este cuadro me parece interesante por los detalles y en especial el espejo pero creo que tiene algo oscuro y más con esa tal santa margarita que no es mas que santa marta, que por lo que sé, se utiliza mucho para la brujeria o «magia blanca»

  7. me encanta tu entrada,ahora mismo estoy estudiando este obra para historia del arte y lo que escribiste me ayudo y a porto ideas para completar mi comentario, gracias. Por ciento la reinterpretación del final es genial aunque prefiero el original(es uno de mis preferidos):P (BABAS) xD

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