La testosterona es una hormona que se produce de manera natural en nuestro cuerpo. Se genera indistintamente en hombres y mujeres, y aunque la química es similar para ambos, los niveles varían entre ellos. De media, un hombre fabrica entre 6 y 8 mg de esta hormona diariamente, mientras que la mujer produce doce veces menos que los hombres.
El sistema endocrino es el encargado de regular la producción de testosterona, principalmente el hipotálamo y la glándula pituitaria. En las mujeres, se espera una lectura de 20 a 80 ng/dl (nanogramos por decilitro) de testosterona. En los hombres, el nivel normal de esta hormona se encuentra entre unos 300 y 1000 ng/dl.
Las hormonas son sustancias químicas del sistema endocrino que circulan en la sangre para favorecer la comunicación celular. La testosterona se cataloga como una hormona esteroide, ya que se libera a todas las células. Éstas tienen una gran importancia durante la pubertad, ya que intervienen en el desarrollo de las propiedades sexuales secundarias, como el crecimiento de vello púbico.
Las gonadotropinas se ocupan de estimular los testículos en los hombres y los ovarios en las mujeres para las funciones reproductoras. Empezando en el cerebro, el hipotálamo genera hormonas que disparan la secreción de hormonas luteinizantes, o HL (luteoestimulante). En los hombres, la HL es recibida en los testículos y se encarga de que las células de Leydig generen testosterona. Los ovarios fabrican la mayor parte de la testosterona que producen las mujeres.
El ciclo clásico de retroalimentación negativa es quien normaliza la cantidad de testosterona que se desarrolla en el cuerpo. Cuando existe un nivel muy alto en la sangre, el hipotálamo disminuye la cantidad de gonadotropinas que se van a liberar. Este procedimiento es muy parecido al que sigue un termostato para regular la temperatura de una habitación.
La testosterona se encarga de ayudar al cuerpo a madurar y lo acondiciona para la reproducción sexual. En los hombres, la testosterona es responsable de agravar la voz, hacer crecer el vello facial, producir esperma y aumentar la masa muscular. En las mujeres, la testosterona sustenta la fortaleza muscular y de los huesos.
Aunque esta misma hormona se encarga de desarrollar el vello facial en los hombres, puede hacerles quedarse calvos cuando se transforma en dihidrotestosterona (DHT), que provoca la pérdida del cabello en la cabeza. La creación de testosterona en los hombres suele disminuir con la edad. Al alcanzar los 25, baja un 2% cada año. A los 80 años, un hombre genera cerca del 20% de sus niveles máximos de testosterona.
