¿De dónde procede el plátano? La banana asexual

El plátano fue una de las primeras plantas domesticadas. Se cultiva desde el Neolítico, hace 10.000 años. Nuestros antepasados de la edad de piedra la plantaban a partir de los retoños del rizoma. Hubo variaciones locales y hoy existen más de 500 variedades de plátanos.

El plátano salvaje, una hierba de la jungla llamada Musa acuminata, contiene una gran cantidad de semillas duras que la hacen no comestible.

Musa acuminata

El plátano o banana comestible, tal y como lo conocemos, procede del Sureste de Asia, de una planta mutante que produjo plátanos sin semillas hará unos 2.000 años, convirtíendose en el antepasado de todas las plantas de plátanos actuales. La mutación natural hizo que las plantas tuvieran tres copias de cada cromosoma (triploide) en vez de dos (diploide) que es lo normal.

Las plantas del plátano son estériles, y se deben reproducir por recortes y nó por semillas. Así, todas las plantas del plátano son casi clones de sus antepasados, y poseen un mínimo de variedad genética.

A través de este origen, el plátano fue introducido en África, Zanzíbar y Madagascar, y con el paso del tiempo, llegó al Mediterráneo en el año 650 D.C.

Planta del plátano

La especie llegó a Canarias en el siglo XV y desde allí se llevó a América en el año 1516. El cultivo comercial se inició en Canarias a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

El plátano macho y el bananito, son propios del Sudoeste Asiático. Su cultivo se ha extendido a muchas regiones de Centroamérica y Sudamérica, así como de África subtropical, constituyendo la base de la alimentación de muchas regiones tropicales. De hecho, el plátano es el cuarto cultivo de frutas más importante del mundo.

Los consumidores del norte lo apreciamos sólo como un postre, pero constituye una parte esencial de la dieta diaria para los habitantes de más de cien países tropicales y subtropicales.

¿Qué problemas tienen los plátanos al reproducirse asexualmente? Pues que son muy vulnerables a las enfermedades.

En 1820, se descubrió en Asia una variedad de plátano llamado “Gros Michel”, el cuál era muy dulce e ideal para el consumo (ya que no tenía regusto amargo), pero en 1950, surgió un hongo que atacó esas plantas y les provocó la enfermedad de Panamá.

Se abandonó esa variedad y se comenzó con otra llamada “Cavendish” (el estándar actual), resistente a la enfermedad de Panamá. Pero otra enfermedad relacionada con un hongo, en este caso el Sigatoka negro, está atacando a la “Cavendish”.

Planta enferma

Por lo tanto, tenemos noticias alarmantes de que esta variedad de plátano es la que consume más fungicidas en el mundo, o que la producción de plátanos podría desaparecer en 10 años, debido al costo de los pesticidas con que se cuidan.

De vez en cuando, las plantas estériles dan semillas. Es el momento de aprovechar la reproducción para tratar de obtener alguna nueva variedad, aunque es un proceso lento y caro. Un ejemplo; en Honduras, la fundación para investigación agrícola polinizó 30.000 plantas con polen de los plátanos asiáticos salvajes. Salieron quince semillas y de ellas germinaron cuatro.

Lo bueno es que tras volverla a cruzar, se obtuvo una nueva variedad resistente a la enfermedad de Panamá y al Sigatoka negro. Hoy hay dos variedades, una se llama ‘Mona lisa’ y la otra ‘Goldfinger’, que se han empezado a comercializar. Lo malo es que no gustan a todo el mundo. Los que las han probado, dicen que saben más a manzana que a plátano.

Por lo tanto, la única forma de evitar las enfermedades, es seguir buscando nuevas especies cuando estas se vean en peligro.

Variedad Mona Lisa

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