Analizamos dos opiniones encontradas:
SÍ
José Mª Cabrera – Jefe de Obstetricia y Medicina fetal del Instituto Universitario Dexeus de Barcelona: “Se han de hacer tantas como se precisen. Si se descubren problemas en el feto en las últimas semanas de embarazo, lo más probable es que se evite su deterioro con una cesárea”
Es conocido que en los países occidentales, a partir de 1970, se ha asistido a un incremento del número de cesáreas. En estos años el porcentaje de cesáreas, que se había mantenido estable durante un par de décadas –alrededor del 4 o 5 por 100–, se ha multiplicado por 5. Ahora es habitual que del 20 al 25 por 100 de los partos sea por este sistema.
¿Este aumento es una buena o mala noticia? ¿Las cesáreas dependen del criterio médico, de cambios en el proceso reproductivo o de que éstas han tenido hasta ahora buena prensa?
Antes hay que decir que, en el mismo periodo de tiempo, la tasa de mortalidad perinatal ha pasado del 20 al 2/4 por 1.000 –5/10 veces menos– y que, aunque existen diversos factores que explican este descenso –mejores cuidados prenatales o mejor nivel de vida–, la posibilidad de efectuar una cesárea sin los riesgos de hace 30 años es uno de ellos.
¿Por qué hay más cesáreas?
1. El número de nulíparas –mujeres que quedan embarazadas por primera vez– ha pasado, en 30 años, del 25 al 60 por 100 de todas las gestantes. Son mujeres que desean tener pocos hijos y que exigen seguridad. Ambas cosas incrementan el número de cesáreas.
2. El número de embarazadas añosas ha pasado del 5 al 18/20 por 100. Por tanto, las dificultades para dar a luz son mayores, ya que la edad elevada disminuye el número de partos por vía vaginal.
3. Los embarazos múltiples se han triplicado, especialmente en los centros donde se realizan procedimientos de reproducción asistida. Ello conlleva un aumento justificado de cesáreas.
4. El número de partos pretérmino –menos de 37 semanas de gestación– se ha incrementado por razones médicas del 4 al 7 por 100. Estas mismas indicaciones justifican el empleo de la cesárea.
5. Las mujeres con patología médica a las que antes aconsejábamos no tener hijos, hoy se quedan embarazadas, de tal forma que los embarazos de alto riesgo en algunos hospitales han pasado de ser del 20 al 70 por 100. Conclusión: se necesitan más cesáreas.
6. Hace unos años los procedimientos para aclarar la condición fetal eran escasos y poco eficaces. Hoy contamos con excelentes recursos –ecografía, Doppler…–, por lo que, si se descubren en las últimas semanas del embarazo problemas en el feto, lo más probable es que se quiera evitar su deterioro mediante una cesárea.
Por otra parte, si se hacen más cesáreas para solucionar un primer embarazo –y así es–, deberán realizarse también en un segundo embarazo. Es la pescadilla que se muerde la cola.
En conclusión, deben hacerse tantas cesáreas como se precisen.
NO
Carmen Flores – Presidenta de la Asociación El Defensor del Paciente: “La indefensión es total y absoluta. Los responsables sanitarios deben hablar sobre el asunto y plantear la limitación de cesáreas dejando éstas sólo para casos de alto riesgo”
España es el país de Europa donde más cesáreas se practican: un 20 por 100 de los partos que se producen. Más alarmante es en Cataluña, donde en 3 de cada 10 partos se usa esta técnica, la mayoría de las veces de forma innecesaria y con un serio perjuicio para las mujeres afectadas, ya que les queda limitado el número de hijos que pueden tener. Es sabido que después de la tercera cesárea la mujer debe evitar quedar embarazada.
Hay que destacar que en la Sanidad privada se produce el índice más alto de cesáreas practicadas y esto ocurre por la comodidad del médico. Sin embargo, algo que consideramos una vergüenza, como contraste a lo anteriormente expuesto, es que mujeres embarazadas de alto riesgo, con necesidad de realizarles una cesárea, no se les hace por diversas razones: si éstas ingresan a altas horas de la madrugada, si ingresan en fines de semana, si lo hacen durante cambios de turno, etc.
Cabe señalar que uno de cada diez niños nacidos por esta técnica tienen un riesgo más alto de padecer asma, con lo cual, el perjuicio para la salud del bebé es evidente. Surge la necesidad urgente de que los responsables sanitarios se sienten a hablar del asunto y planteen la limitación de cesáreas, dejando éstas solamente para los casos de alto riesgo, en los que la salud de la madre y del bebé pueda ser vital.
Las denuncias en ginecología en el tema que nos ocupa son cada día más numerosas, ya que mueren un número de bebés y de madres de forma innecesaria.
Denunciar una cesárea que se pudiera haber evitado es una tarea ardua y difícil, más si cabe que cualquier otra denuncia médico–sanitaria. Demostrar que ha sido evitable es prácticamente imposible; nos encontramos ante el criterio médico que, por desgracia, es el que finalmente se decanta ante el juez, pues sólo basta decir que “según él la vida del niño y la madre corrían peligro”. ¿Cómo demostrar que esto no es verdad?
Por tanto, la indefensión es total y absoluta, aunque se haya producido un embarazo totalmente normal.
El hecho de decir que no estamos de acuerdo con la cantidad de cesáreas no lo hacemos de forma gratuita, ya que según un estudio realizado por epidemiólogos y ginecólogos se le está dando a la técnica un uso desproporcionado, sobre todo en Cataluña, que es la Comunidad que tiene una de las tasas más elevadas del mundo.
La recomendación de nuestra Asociación es que el ginecólogo que hace el seguimiento del embarazo debe dar una buena información y que será quien pueda determinar una posterior necesidad de cesárea.
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