En una fotografía que se hizo famosa sobre la Depresión Norteamericana, la policía de la Ford ataca a un organizador de la U.A.W. en la planta de River Rouge.
27 de Mayo de 1937, Dearborn, Michigan
Richard T. Frankensteen, el director organizador de la U.A.W., con el abrigo cogido por su cabeza, fue brutalmente golpeado en la puerta de la planta Ford River Rouge de Dearborn, Michigan. El conflicto ocurrió tres meses después de que la U.A.W. consiguiese su primera victoria en la Ford, al forzar a la compañía a negociar una póliza sobre el trabajo organizado, tras una larga sentada huelguista en el complejo Rouge.
El éxito fue en gran parte debido al Governador de Michigan, Frank Murphy, que protegió los derechos de los trabajadores para realizar tratos colectivamente. Henry Ford se posicionó vehemente como enemigo de esta organización laboral, y creó un grupo de oficiales de la Ford, que a fuerza de golpes, mantenían la disciplina en el lugar de trabajo.
Antes del incidente
Este incidente del 27 de Mayo, perseguía un intento de la Unión de Trabajadores de Autos Unidos de distribuir panfletos a los trabajadores que salían de la planta y marcó el primer acto de violencia en el que 16 personas fueron agredidas, incluidos cuatro repartidores de panfletos: Walter Reuther, Bob Kanter, J.J. Kennedy y Frankensteen.
La paliza a Frankensteen tuvo lugar sobre las dos de la tarde, cuando Reuther y Frankensteen posaron para James E. (Scotty) Kilpatrick, un fotógrafo del Detroit News, ante el paso elevado donde se podía ver el logotipo de la Ford. Los fotógrafos del periódico, fueron las siguientes víctimas; a muchos les destrozaron las cámaras, planchas y trípodes, mientras que a otros se les obligó a salir fuera de los límites de la ciudad.
Kilpatrick tuvo suerte, ya que escondió las planchas fotográficas debajo del asiento trasero de su coche y entregó a cambio unas planchas inservibles que tenía en el asiento delantero. Al día siguiente, las noticias y fotos del brutal ataque, la llamada «Batalla del levadizo», fueron portada en todos los diarios del país.
Toda América se hizo eco de las primitivas tácticas utilizadas por Henry Ford con sus sometidos trabajadores. Esta publicidad no terminó con la oposición de Ford a la organización laboral, pero hizo inevitable un eventual consentimiento. En el término periodístico, las fotografías de Kilpatrick inspiraron al comité Pulitzer a crear un premio en el terreno de la fotografía.
Menudas pintas de gángsters tenían estos tipos de «la Ford».
Vaya forma de mantener la disciplina en el trabajo.