Según el razonamiento de la navaja de Occam, ante un dilema, la solución más sencilla seguramente será la correcta. Aunque esta forma de pensar ya apareció durante el medievo, se popularizó gracias al monje Guillermo de Ockham, que vivió en la Inglaterra del siglo XIV. Lo de la navaja, es una alusión a cómo Ockham afeitaba las barbas de Platón, ya que para este último filósofo, la metafísica era más compleja y prolífica en seres y deidades que Ockham consideraba prescindibles.
Se aboga por lo tanto, por una reducción metodologica y una limitación de las explicaciones ante un dilema. Por ejemplo, si hemos dejado un trozo de paté en la cocina, y al entrar vemos que ha desaparecido:
A – Pensamos que un ovni ha abducido ese sabroso paté.
B – Pensamos que unas hormigas carnívoras se han apoderado de nuestro preciado paté.
C – Pensamos que nuestro gato ha aprendido a comerse las cosas de la encimera.
Según el principio de la navaja de Occam, pensaremos que la solución correcta es la C, ya que las demás nos obligarían a imaginar tramas mucho más complicadas, sobre todo la A.
Guillermo de Ockham (William Ockham 1288-1348)
Qué curioso o.O
OMG muy curioso :o con tu blog aprendo mucho
un saludooo ^^
Algo así había escuchado en un episodio del Dr. House que precisamente se títula igual que el título de este post jeje, buena entrada!!