Las ondas son una de las dos formas fundamentales de transferir energía. Si deseamos transferir energía de un punto a otro, sólo hay dos formas de hacerlo.
Supongamos, por ejemplo, que deseamos permanecer en un lado de una habitación y derribar una botella de leche que está en el lado opuesto. Podemos arrojar algo (por ejemplo, una pelota de besibol) a la botella y derribarla. Este es un ejemplo de transferir energía por medio de una partícula.
Alternativamente, podemos alinear un puñado de bolos uno al lado de otro entre nosotros y la botella de leche y luego derribar el primer bolo más cercano a nosotros. Este bolo derribará a su vecino, el cual a su vez derribará a su vecino, y así sucesivamente, hasta que la alteración alcance la botella. En este caso, la energía es transmitida a la botella no por una sola partícula sino, por una onda de bolos caidos.
El movimiento de una onda no es el mismo que el movimiento de la materia en que se mueve la onda. Cuando practicamos el surf y la ola nos empuja, nos movemos arriba y abajo con nosotros. La ola, por otra parte, se mueve en dirección a la orilla. Así pues, el movimiento de la ola (hacia la orilla) y el movimiento del agua (arriba y abajo) no son lo mismo.
Si, como es el caso con el agua, el medio se mueve perpendicular a la onda, decimos que la onda es transversal. Si el medio se mueve en la misma dirección que la onda (como ocurre con el sonido y algunas ondas sísmicas), decimos que la onda es longitudinal.
Una onda se caracteriza por su frecuencia, su longitud y su velocidad. La longitud de una onda es la distancia entre crestas, la frecuencia es el número de crestas que se producen por segundo, y la velocidad de la onda es la velocidad de una sola cresta.
La unidad estándar de frecuencia es el hertzio (Hz). Para una onda con una frecuencia de 1 Hz, una cresta pasa por un punto fijo cada segundo. La unidad recibe el nombre de Heinrich Hertz, el físico alemán que descubrió las ondas de radio.
Heinrich Rudolph Hertz