Para cualquier amante de la naturaleza y las excursiones al aire libre, los prismáticos suponen una de las mejores herramientas para disfrutar de la experiencia. A día de hoy existen infinidad de modelos y gamas para que podamos escoger los más adecuados para nuestro propósito. Ya sea para observar aves, incursiones por la naturaleza, caza, viajes, vigilancia, o servirnos para apreciar mejor los encuentros deportivos, conciertos o eventos (como una ópera), los prismáticos nos ayudarán a observar mejor cualquier detalle.
El problema es precisamente que, debido al gran repertorio de modelos y características técnicas, no sepamos en qué cualidades debemos reparar para escoger los prismáticos que mejor se adapten a nuestras necesidades. Por ejemplo, si queremos comprar unos prismáticos para nuestros hijos, debemos fijarnos sobre todo en que el material sea cómodo, además de tener un diseño atractivo de acorde a su edad. Aun así, el factor primordial es que los prismáticos y el material del que estén hechos, sean resistentes, ya que los pequeños suelen ser más descuidados y propensos a romperlos. Aquí podéis leer una muy buena comparativa de prismaticos para niños que os ayudará a elegir el adecuado para ellos. Con un simple vistazo veremos las fichas técnicas de cada uno de ellos, con sus pros y contras, para que podamos decantarnos por el que mejor se ajuste a nuestro presupuesto.
Y es que el precio es una de las características más importantes a la hora de adquirir unos prismáticos, pero también debemos tener en cuenta sus propiedades tecnológicas y el empleo que vayan a tener. Así es como encontraremos una relación adecuada entre calidad-precio. A continuación, vamos a hacer un pequeño repaso por las características que requieren nuestra atención cuando tengamos que escoger unos prismáticos.
Primeramente y a modo de resumen, os explicamos que la configuración óptica de unos prismáticos está conformada por tres partes importantes: las lentes objetivo (grupo de lentes convergentes y divergentes), las lentes oculares (por las que miramos) y, entre estas lentes, un mecanismo de prismas que transfieren y desvían la luz.
Aumento de imagen y diámetro del objetivo
Para averiguar los aumentos de los prismáticos, debemos fijarnos en las cifras que vienen separadas por una equis como medida de ampliación. Por ejemplo, 7×50, 8×40, ó 10×50. La primera cifra indica los aumentos o el grado de magnificación con el que veremos por los binoculares. Así que, si observamos un pájaro por unos prismáticos 8×40, estaremos viendo al pájaro ocho veces más grande.
La segunda cifra hace alusión al diámetro de las lentes objetivo, expresada en milímetros. Esta característica condiciona el tamaño y peso de los prismáticos, así como la proporción de luz que permite pasar a través de ellos. De esta manera, cuanto mayor es el objetivo, también lo es la luminosidad, y ello consigue una calidad de imagen superior (más detallada). Si el objetivo es mayor, nos permitirá una mejor visión en condiciones de poca luz como por la noche.
Otros prismáticos poseen la modalidad zoom, cuyas cifras se expresarían por ejemplo como 10-40×80, lo que implica una proporción de ampliación variable. Lo bueno de esta clase de binoculares es que permiten acercarse o alejarse de la imagen a nuestro antojo, aunque por contra, suelen tener mayor peso y tamaño. Aparte, este mecanismo de acercamiento de zoom implica que sean menos fiables.
El alcance de cada prismático nos dará pistas sobre su empleo. Los de menos alcance, que rondan los tres aumentos, pueden ser utilizados en teatros o circos, por ejemplo. Los cercanos a los siete aumentos, pueden empezar a usarse para la observación, aunque es posible que estén al límite de lo escaso. Si lo que queremos es observar la naturaleza en todo su esplendor, es mejor decantarse por los diez aumentos. Normalmente a partir de diez aumentos, cuesta mantener la imagen estable, por lo que es recomendable emplear trípode.
Clases de prisma
Los prismas que llevan cualquier prismático se encargan de invertir la imagen recibida. Existen dos clases de prisma: los de porro y los de techo.
Los de porro emplean un sistema de óptica que no es lineal, compuesto por un mecanismo de lentes de vidrio de base triangular isósceles, las cuales generalmente se arman por pares. Los binoculares que llevan esta clase de prisma son más grandes y se utilizan normalmente para la observación astronómica. Este engranaje consigue imágenes más brillantes y nítidas.
Los que llevan el prisma de techo, tienen una disposición más recta, son más pequeños y no pesan tanto. Esta característica es importante a la hora de adquirir unos prismáticos, ya que si los debemos usar cuando estemos en plena naturaleza o excursiones en las que haya que llevarlos a cuestas, será un peso extra a tener en cuenta.
Sobre el material de los prismas, mejor decantarse por el mineral antes que el orgánico, ya que el mineral ofrece una mayor calidad. Dentro de este grupo de prismas minerales existen dos clases:
- Los prismas de boro-silicato, también llamados BK-7, los cuales abaratan el precio del prismático, aunque tienen por contra una menor calidad.
- Los prismas de bario, también denominados BAK-4, que tienen una mejor calidad y generan unas imágenes con mayor nitidez y contraste, aparte de una mejor iluminación debido a su registro de refracción superior.
Pupila de salida
Este término hace mención al cono de luz que parte del ocular y nos muestra la cantidad lumínica que llega a nuestros ojos. Si este campo es mayor, mejor índice lumínico poseerán los prismáticos. El diámetro de la pupila de salida se evalúa al dividir el diámetro del objetivo entre el número de aumentos. De esta manera, unos binoculares de 10×40, tendrán una pupila de salida de 4mm.
La pupila humana puede variar en su diámetro entre 1,5mm. cuando existe mucha luz ambiental, hasta unos 8mm. cuando hay mucha oscuridad. Normalmente, y con un ambiente lumínico corriente, suele rondar los 5mm. Por lo tanto, un prismático con una pupila de salida que esté en torno a ese número, será perfecto.
En el caso de que la pupila de salida sea inferior a la pupila de nuestros ojos, el efecto será el de parecer estar mirando por una mirilla. Sin embargo, si es mayor, no podremos utilizar toda la luz que capten los objetivos de los binoculares. Otro factor a tener en cuenta es que, con la edad, las pupilas tienden a dilatarse menos, así que habrá que elegir unos prismáticos con una pupila de salida apropiada a nuestra edad.
Otros componentes que intervienen en el rendimiento lumínico de los binoculares son la calidad de las lentes y el recubrimiento antirreflectante. Por lo tanto, entre dos prismáticos con propiedades ópticas parecidas, el que mejor rendimiento lumínico tendrá es el que posea una mayor pupila de salida. Si los dos comparten la misma pupila de salida, será mejor el que mayor abertura tenga o sus componentes sean mejores.
Luminosidad relativa
Este factor es la aptitud que poseen unos prismáticos para obtener y transmitir la luz adecuada con la que lograr imágenes de buena nitidez y contraste. Cuanto más grande sea la cifra de este elemento, más luminosas serán las imágenes. Para hallar este coeficiente, se eleva al cuadrado el diámetro (en milímetros) de la pupila de salida.
En este indicativo pueden interferir otros componentes, como el diámetro de las lentes objetivo, el nivel de aumentos, la calidad de los mecanismos y procesos utilizados en su elaboración, así como la clase de prismas.
Coeficiente crepuscular
Si tenemos planeado usar los prismáticos de noche, aparte de la luminosidad relativa, habrá que reparar en el coeficiente crepuscular. Este elemento nos informa de la disposición de los binoculares para captar detalles en situaciones de escasa luz. Para hallar este coeficiente, tenemos que multiplicar el diámetro del objetivo (en mm.) por los aumentos del prismático; del resultado, resolveremos su raíz cuadrada y tendremos el total final. Cuanto mayor sea este coeficiente, mejor será la calidad de detalles que podremos observar incluso en condiciones lumínicas adversas.
Alivio del ojo
Esta medida indica la distancia correcta entre el ocular y nuestro ojo, con el fin de que el calibre de nuestra pupila sea lo más parecido al de la pupila de salida. De esta manera observaremos correctamente todo el campo de visión. Si el parámetro del alivio del ojo es alto, podremos alejar los binoculares de nuestros ojos mientras continuamos viendo todo el campo de visión. De esta manera, cuanta mayor sea la distancia, igualmente lo será la comodidad de mirar a través de los prismáticos.
Los binoculares llevan unas ojeras de goma cuyo propósito es que nuestros ojos estén a la distancia óptima de los oculares. Así que, si empleamos gafas, estaremos modificando esta distancia y ello afectará a la calidad de la imagen empeorándola. Generalmente con un centímetro suele ser bastante, pero los usuarios que lleven gafas, necesitarán un mínimo de centímetro y medio.
No obstante, la mayoría de modelos incorporan un corrector de dioptrías en uno de los oculares, permitiendo corregir el enfoque y de esta manera emplear los prismáticos sin gafas. Incluso otros modelos llevan las ojeras de goma desmontables o desplegables para retirarlas; de esta forma se pueden compartir mejor con otras personas o nos pueden servir para subsanar alteraciones notables en la visión.
Ángulo de visión y campo de visión
El parámetro ángulo de visión nos señala el ángulo en grados que poseen los prismáticos en cuanto a espacio visible hacia los lados. El dato de campo de visión nos describe la misma cantidad de visibilidad, pero a una distancia de 1000 metros (1 km).
El campo de visión se expresa en metros. Un ejemplo en unos prismáticos con un campo de visión de 125 metros es que lo que veamos a 1000 metros de distancia, será un área de 125 metros. Cuantos más aumentos tenga el prismático, menos campo de visión tendrá.
Distancia mínima de enfoque
Este valor revela la longitud mínima a la que los binoculares son capaces de enfocar cualquier elemento. Aunque este dato nos pueda resultar extraño, ya que estamos hablando de un artilugio que sirve para ver cosas a lo lejos, en algunas situaciones querremos ver elementos cercanos con un nivel de detalle óptimo.
Por otra parte, es preferible que este parámetro sea lo más bajo posible, pero también hay que pensar que, cuantos más aumentos tengan los prismáticos, más longitud mínima de enfoque poseerán. Si queremos que este valor sea bajo, debemos prestar atención al tamaño del objetivo y a que los aumentos del binocular sean cercanos a los ocho aumentos.
Enfoque
Generalmente casi todos los binoculares emplean un mecanismo de enfoque central. La rueda que maneja este engranaje se encuentra entre los dos oculares del prismático y los modula de forma simétrica. Además del enfoque central, algunas gamas incorporan un anillo para modificar las dioptrías de los oculares (generalmente el derecho), de modo que nos permita ajustar el enfoque a nuestros requerimientos.
Algunos prismáticos presentan un mecanismo de enfoque por separado, donde cada ocular puede encuadrarse por libre con el fin de obtener un afinamiento más exacto. Incluso existen algunos modelos que no incorporan ningún sistema de enfoque; esto es debido a que ya llevan integrado un enfoque por defecto que se activa a cierta distancia.
Montura
Este factor describe la elaboración del prismático. Gracias a una buena montura, el binocular podrá resistir mejor su utilización (golpes) y el deterioro externo del sol, lluvia o polvo. Normalmente vienen revestidos de goma o caucho con el fin de resguardarlos de choques o mejorar el agarre.
Estanqueidad e impermeabilidad
Para garantizar que los prismáticos sean herméticos y los engranajes ópticos no sufran ante temperaturas bajas, muchos modelos están insuflados en su interior con gases como nitrógeno o argón. Gracias a estos gases se evita cualquier empañamiento de las lentes, aunque las condiciones atmosféricas sean adversas.
Un factor a tener en cuenta y debemos aclarar, es que un prismático impermeable, no significa que sea resistente al agua. Un binocular realmente impermeable (o waterproof) está preparado para mojarse sin problema, pudiendo emplearse bajo la lluvia, por ejemplo. Si el prismático es resistente al agua, sólo implica que puede aguantar algunas salpicaduras, pero no es completamente estanco. En un caso como este, debemos cuidar que el binocular no se moje con la lluvia o sufra cambios repentinos de temperatura.
Comodidad de uso y peso
De igual manera que no todos tenemos la misma vista y por ello debemos cuidar este aspecto a la hora de adquirir un prismático, lo mismo pasa con su ergonomía. No todos tenemos las mismas manos, fuerza o resistencia para manejar los binoculares. Aunque pueda parecer un aspecto baladí, la verdad es que es algo de suma importancia cuando se trata de escoger unos prismáticos.
Colimación
Esta característica es la que garantiza que el engranaje óptico de los binoculares está bien alineado con respecto al eje mecánico. Por ello, con una buena colimación veremos las imágenes con mayor nitidez y comodidad, lo que reducirá el cansancio en nuestros ojos o incluso evitará que veamos imágenes dobles.
Resumiendo
Como vemos, llegado el momento de adquirir unos prismáticos, estaremos ante numerosos factores que tendremos que sopesar para encontrar el aparato que mejor se adapte a nosotros. Aunque es verdad que el precio suele ser un elemento importante, actualmente hay infinidad de modelos que tienen una relación calidad-precio buenísima.
Tal y como hemos mencionado, lo importante es que cubra nuestras necesidades a nivel técnico y se adapte correctamente al empleo que le vayamos a dar. Esperamos que estos consejos y explicaciones técnicas os hayan sido de gran ayuda a la hora de adquirir vuestros prismáticos.