Una abeja de 100 millones de años

Hace mucho, mucho tiempo, la tatarabuela de todas las abejas decidió detener su vuelo y descansar sobre un árbol. Y allí se quedó.

Según informa un grupo de científicos, el hallazgo del fósil más antiguo de una abeja apoya la teoría de que estos insectos evolucionaron a partir de las avispas.

El fósil de 100 millones de años de antigüedad fue descubierto en una mina del valle de Hukawng, en Myanmar (Birmania), y fue preservado en ámbar. Esta sustancia, que es a su vez el fósil de la savia de un árbol, a menudo atrapa insectos y estructuras vegetales antes de fosilizarse.

fosil abeja

“Es el espécimen más antiguo que se ha podido identificar hasta ahora”, dijo el autor principal del informe, George Poinar, un investigador de la Universidad del Estado de Oregon. “Pero en general, es más una abeja que una avispa, y nos da una idea bastante buena sobre el momento en que estos dos tipos de insectos comenzaron a separarse en sus senderos evolutivos”.

El fósil de seis milímetros comparte características de las avispas carnívoras, como por ejemplo sus delgadas patas traseras, mientras que a la vez muestra pelillos en ellas, una característica de la abeja moderna que le permite la recolección de polen.

Aproximadamente por la misma época en que la abeja quedó atrapada, las plantas que se basaban en mecanismos diferentes al viento para dispersar sus semillas comenzaron a expandirse y a diversificarse. Antes de eso, el verde del mundo de tierra firme estaba principalmente representado por coníferas que dependían del viento para su polinización.

polinizacion abejas

“Las plantas con flores son muy importantes en la evolución de la vida”, dijo Poinar. “Pueden reproducirse más rápidamente, generar una mayor diversidad genética, diseminarse más fácilmente y mudarse a nuevos hábitats. Pero antes de la evolución de las abejas no tenían ningún mecanismo realmente poderoso para diseminar su polen, únicamente algunas pocas moscas y escarabajos que no llegaban muy lejos”.

Visto en Astroseti

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