¿Quien puede resistirse a un helado gratis? Ningún mortal podría, y todo ello con la coartada de que están probando un nuevo sabor en el mercado.
Las victimas acceden gustosas a ser utilizadas como conejillos de indias con tal de que les regalen tan preciado manjar y claro, no sospechan que eso ni es helado, ni es nuevo sabor, ni ocho cuartos: es simple margarina corriente y moliente.
Las caras de la gente cuando chupan el cucurucho son para partirse de risa, especialmente me ha hecho gracia la de la mujer con gafas… ¡cuanto énfasis en poner cara agria, jaja!
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