Siempre me ha encantado ver a un gato jugando. Son muy divertidos por su rapidez y posturas al acecho que adoptan, aunque eso sí, cuanto más lejos de ellos, mejor, porque te pegan un arañazo o te pueden hacer daño sin querer con tanta juguesca incontrolada.
Aquí tenemos unas fotos de un gato al que le gusta mucho jugar. Me parto cuando un gato se agacha y hace ese meneito de culo antes de dar el salto sobre la presa.
¡Dominado por el enemigo!
Las tornas han cambiado, ahora el gato ataca el dragón naranja asesino.
Para no soltarlo jamás.
Y encima nos deleita con una muestra de endiablada flexibilidad gatuna.
Atento a capturar al peligrosísimo dragón naranja asesino.
Aunque, en el fondo lo quiere y termina la sesión de juego con un abrazo. ¡Oooh, qué tierno!