Las tornas han cambiado, ahora el gato ataca el dragón naranja asesino.
Para no soltarlo jamás.
Y encima nos deleita con una muestra de endiablada flexibilidad gatuna.
Atento a capturar al peligrosísimo dragón naranja asesino.
Aunque, en el fondo lo quiere y termina la sesión de juego con un abrazo. ¡Oooh, qué tierno!