Anuncios de antaño

¿Alguien compró alguna vez los monos de mar? ¿Tu sueño es que las chicas se derritan ante tus músculos playeros? ¿desea que las mujeres se le rindan a sus pies sólo por su olor? ¿Cansado de oír como el vecino trajina sus ligues sin poder verlo?
Todas esas respuestas las tenías en esos pequeños anuncios que incorporaban las revistas y tebeos, hace algunos años, ofreciendo toda clase de inventos y artefactos milagrosos.

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Revistas como TP o tebeos como Pulgarcito o DDT eran los soportes de estos anunciantes

Normamente insertaban en una página completa 20 o 30 productos distintos, apiñados con un pequeño dibujo y una descripción del artículo. En ellos había desde fórmulas para hipnotizar a una persona, hasta minicámaras espía o sacos de la risa.

Uno de los más míticos y entrañables de estos anuncios son las las gafas de Rayos X, que aparentemente parecían unas gafas de sol comunes.

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“Podrá ver por dentro”, rezaba el anuncio. En el dibujo había un hombre muy contento con las gafas puestas y mirando las bragas a través del vestido de una pobre víctima. El sueño de cualquier voyeur pajillero, resumido en unas simples gafas en las que nadie notaba el truco. Pero la verdad era bien distinta.

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Foto real de las gafas de Rayos X. Por supuesto, no funcionaban.

Desilusionado, te prometías no volver a caer en esos timos, pero al pasar la página de Anacleto Agente Secreto, aparecia un anuncio que llamaba poderosamente tu atención: Los Fabulosos Monos de Mar y su vida submarina. No puede ser cierto. “Podrás amaestrarlos”, lees fascinado, y sales corriendo a romper el cerdo.

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TONGO MARINO

Reconozco que yo caí en la trampa pero, ¿realmente funcionaban estos inventos tan cutres? Los monos de mar al menos si que vivían. Es una nueva especie marina raramente fotografiada., aunque aquí hay imágenes exclusivas de los monos en cautividad.

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Que extrañeza…

Se impuso la moda voyeur, en estos anuncios de revistillas y, con esas gafas de rayos ultravestidos que ya tenías, podías sumar a tu equipo el Audio Spy, un pequeño pero potente amplificador de sonidos que te permitirá escuchar a través de las paredes las guarradas que hace tu vecino con la mujer, y más…, pues podías combinarlo con Super Spy, para poder tener super vista y super oído voyeur donde quisieras. Así tenías auténtico cine amateur en la pared de tu casa. Como veis, todo estaba orientado al sexo, y en aquellos años, estas cosas volvian locas a la gente

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Otro producto que te ofrecían en estas revistas era el rey de los Afrodisíacos: POTENT, abuelo de la Viagra. Sólo tenías que aplicarte unas gotas del líquido milagroso, y sus efluvios olorosos atrapaban a cualquier hembra que tuvieras alrededor. Cuidado con quien te cruzas. El aviso de que la víctima no se puede resistir no tiene desperdicio.

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Tan ridículos eran los inventos aquí como fuera. Jhonson Smith Co. era una compañía de Michigan que vendía bromas de carnaval y productos inútiles.
Como aquella hucha que todos teníamos y a la que había que darle cuerda a la tumba de un esqueleto, para que soltara su cadavérica mano y recogiera la moneda que le echabas.

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¿Te suena?

Otro de los productos estrella de Jonhson era un kit de hipnosis, con el que podrías dominar a cualquier persona a tu alrededor y convertirlo en un esclavo sumiso de las órdenes que le dabas. El producto en sí era un gran timo que consistía en un pequeño cartón que tenías que girar ante los ojos de tu víctima. No venía ni libro de instrucciones, sólo una pequeña hojita con frases como: “Duérmete”, “Ahora estás bajo mi dominio”, “Despierta”.

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La gente no era millonaria porque no quería, pues oportunidades no faltaban. Sólo con adquirir una pequeña imprenta de bolsillo donde un trozo de papel se convertía en una réplica exacta de un dólar, y que se rían los rumanos. ¡Y las mafias gastándose dinerales en comprar costosos métodos de falsificación!

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Para finalizar con Jhonson & Co., dos muestras y dos botones. Muñecos ventrílocuos a 3 dólares de aquellos, una pequeña fortuna para unos muñecos más pequeños aún, nada menos que 16 pulgadas.

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1 comentario en «Anuncios de antaño»

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