Fecha de creación: 1986
Desarrollador: Konami
Distribuidor: Konami
Género: Aventura vampírica
Plataforma: NES
Año 1691, cada cien años el conde Drácula regresa de sus cenizas para sembrar el terror y el caos en Transilvania con su ejército de no muertos. Las tinieblas se extienden, el poder del Señor del Mal se acrecienta en su castillo, en su hogar, en Castlevania. Ha llegado la hora, Simon Belmont debe cumplir con su misión como ya lo hiciera Christopher Belmont cien años atrás y acabar con el malvado conde, lo lleva en la sangre, es su destino.
Así comienza la historia de Castlevania, el primer título de la famosa serie de videojuegos creada por Konami, si bien es el séptimo episodio de la serie cronológicamente hablando. Fue lanzado originariamente para Famicom Disk System en septiembre de 1986 en Japón y fue convertido al año siguiente a cartucho de NES para su lanzamiento en Norteamérica, aunque no llegaría a Europa hasta 1988.
En el desarrollo de la aventura debemos controlar a Simon Belmont, quien debe avanzar por el castillo del conde Drácula y superar seis niveles repletos de criaturas malignas sacadas de los más variados relatos de terror: momias, medusas, el monstruo de Frankenstein o la mismísima Muerte serán algunos de nuestros enemigos.
Para derrotar a tan temibles criaturas contamos con un látigo que puede aumentar su longitud conforme progresamos en el juego, además de tener la posibilidad de equiparnos con un arma secundaria, la cual deberemos escoger con cuidado en función de la situación y el enemigo con que nos enfrentemos, ya que cada una tiene una forma de ataque y un poder de combate diferentes.
Entre estas armas secundarias podemos encontrar hachas, espadas, crucifijos o incluso agua bendita, aunque todas tienen un uso limitado por la cantidad de corazones que hayamos recogido anteriormente.
A pesar de la indiscutible calidad que atesoraba este cartucho en el momento de su lanzamiento, lo cierto es que hoy su nivel gráfico resulta algo obsoleto a pesar de la gran variedad de escenarios que recorremos a lo largo de la aventura, todos ellos muy bien elaborados y diferenciados: atravesaremos salones, catacumbas, torreones y mazmorras de la más diversa índole.
Lo mismo ocurre con los enemigos, que son variados y con patrones de ataque diferentes, pero bajo la perspectiva actual se encuentran algo faltos de detalle y colorido.
En el apartado sonoro no ocurre lo mismo, puesto que las melodías de Castlevania nos sumergen por completo en el ambiente del juego, muy variadas y de gran calidad. Su jugabilidad, simple y directa, cuenta con uno de los saltos más difíciles que se puedan recordar en la videoconsola NES.
El nivel de dificultad también está muy bien ajustado, ya que, aunque estamos ante un juego exigente, con un poquito de paciencia no es difícil terminarlo.
Estas son las bazas de Castlevania, una aventura que no defrauda, que supuso el inicio de una saga aclamada mundialmente y que se ha convertido por derecho propio en uno de los clásicos más importantes del amplísimo catálogo de la consola de 8 bits de Nintendo.