Los colibríes son famosos por la velocidad de su aleteo y la capacidad de suspenderse y volar hacia delante o atrás con una gran precisión. Es toda una hazaña para este pájaro el permanecer inmóvil mientras se alimenta libando las flores con una perfecta precisión. Para ello, debe ser capaz de permanecer en una posición estable en el espacio, aunque sus alas batan a 75 veces por segundo, y otros efectos adversos, como ráfagas de viento, puedan empujarlo.
Se ha estudiado con muchos trabajos acerca de las características fisiológicas de los colibríes (corazón agrandado, alta tasa metabólica y alas con cinemática especializada) pero no se habían realizado investigaciones respecto a las especializaciones neurales de estas increíbles aves.
Los investigadores hallaron que un núcleo específico (el cuál detecta cualquier movimiento en el campo visual) es de dos a cinco veces más grande en el colibrí que en cualquier otra especie, en comparación con el tamaño de su cerebro. Y eso que este cerebro del colibrí es menor que la punta de un dedo…
Doug Wong-Wylie y Andrew Iwaniuk, del Departamento de Psicología en la Universidad de Alberta, compararon el cerebro del colibrí con el de otras 28 especies de pájaros, obtenidos del Museo Nacional de Historia Natural, el Museo Field de Historia Natural y el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal de Luisiana.
Los investigadores descubrieron que este núcleo ayuda al colibrí a permanecer estacionado en el aire, incluso mientras se halla volando activamente. Estos pájaros deben poseer una buena capacidad neural para ello, considerando que permanecen inmóviles en el aire el 90 por ciento del tiempo. Este núcleo específico parece ser el responsable de ello. esta investigación se planes seguir evolucionando.