Se sabe que sobre el siglo V a.C. se celebraban en Grecia durante la primavera unas fiestas llamadas “dionisíacas” en honor del dios de la vendimia, la fertilidad y la procreación, Dioniso, el cuál iba montado encima de un barco mientras un séquito de músicos le seguía.
Estas fiestas estaban basadas en unos ritos que se rendían al norte de Grecia (Tracia) sobre el año 1200 a.C. a este Dios, y que probablemente procedían de Asia Menor.
En estas fiestas, la gente entraba en éxtasis bailando desinhibidamente y bebiendo. Se practicaban orgías, sacrificios humanos y animales, y unas mujeres llamadas ménades, entraban en ataques incontrolados.
Aristóteles decía que la palabra tragedia provenía de las palabras: canto, oda, y macho cabrío. A los primeros cantores y coros que aparecían en certámenes olímpicos, se les regalaba un macho cabrío, símbolo de Dioniso, el dios al cual todo el mundo cantaba, el gran dios del apasionamiento de la vida o de la fecundidad del renacimiento perpetuo.
El éxtasis dionisíaco constituía la base del espectáculo trágico. El ditirambo era un canto o himno que formaba parte de esos ritos a Dioniso, en los que se representaba de forma mímica e incluso añadiéndoles música. Empezó como una parte de la ceremonia que se representaba ante las masas describiendo la historia de Dioniso.
Una banda de 50 hombres, vestidos por la mitad de macho cabrío, eran los sátiros sirvientes de Dioniso. Tocaban tambores, flautas y liras mientras bailaban alrededor de una efigie de Dioniso. Según algunos registros, portaban un casco en forma de falo.
Esta costumbre fue introducida en Atenas sobre el año 500 a.C., evolucionando hasta el nacimiento del teatro con texto, actores y público, tomando forma de poesía artística y abarcando más temas que no fueran las historias de Dioniso, como varias de la mitología griega. De esta forma, el ditirambo evolucionó hasta la historia representada: el drama.
Algún componente del coro salía de él para entonar otra cosa (el corifeo) y el coro le replicaba (el ritornello); con el tiempo, el ditirambo sufriría la evolución hacia el teatro. En un principio un “primer actor” salió del coro para disfrazarse de Dioniso, posteriormente se representarían escenas de la vida del dios, y finalmente, de los hombres.
Se asegura que el primero en separarse del coro fue Tespis, el primer actor de teatro del que se tiene constancia. Tespis viajaba con su barco de isla en isla apareciendo en cada fiesta dionisíaca del coro para intercalar ritornellos con el mismo. Aun así, Tespis era sólo un cuentacuentos, ya que carecía del principal de los elementos del teatro: el diálogo. Tespis no era un personaje, tan sólo un narrador que entremezclaba con el coro. En esta primera fase, no se hacía el teatro propiamente dicho.
El subsiguiente paso esencial y último, sería la integración del diálogo al ditirambo, la aparición de un segundo actor. Si Tespis era el protagonista que conversaba con el coro, el paso posterior sería un deuteragonista que dialogaría con Tespis.
Sobre el año 535 a.C., Tespis resultó vencedor del concurso dramático que se celebraba en las Grandes Dionisíacas.
Los festejos se celebraban durante varios días. Antes, la ciudad había elegido a 3 ó 4 poetas para que escenificaran sus obras de teatro durante esos días. Normalmente interpretaban una tetralogía (3 tragedias –que eran la trilogía– y un drama satírico), y el público determinaba, tras ver las representaciones, cuál de los poetas merecía ganar. Más tarde se fue introduciendo una comedia para finalizar las fiestas.
En cuanto Esquilo, el primero de los 3 grandes trágicos, llegó al teatro, ésta ya era una costumbre totalmente desarrollada y Esquilo se sirvió de un protagonista y de un deuteragonista. Fue Esquilo quien llevó este tercer personaje a la obra, y con ello procuró innumerables y nuevas posibilidades (si nos fijamos, en las obras de Esquilo nunca hay más de 3 personajes juntos en escena). Mientras los autores introducían cambios en el teatro, éste siguió manteniendo varios aspectos del ditirambo que nunca desaparecerieron como es el coro o el altar en medio de la orquesta.
Se creó la orquesta, que sería el pilar del teatro, y allí se situó el coro al lado de aquel altar en el que tiempo atrás se sacrificaba un carnero en honor a Dioniso, que sigue exhibiéndose de forma simbólica en el centro de la orquesta.
El protagonista y el deuteragonista requerían de su propio espacio, y por ello se creó el proskenion, o escenario. Pero en una representación hay más de 2 personajes, aunque sólo 2 actores que precisan un cambio de máscara para la caracterización, y para ello se fabrica la skené, una caseta tras el proskenion donde los actores podían mudar su indumentaria en cada cambio de personaje.
El proskenion se situó en alto, y para ello existían unas escaleras denominadas paradoi, que permitían el acceso del proskenion a la orquesta. De hecho, la primera parte de la tragedia se llama con este nombre (paradoi), donde el coro, salmodiando, baja desde el proskenion a la orquesta.
Tras Esquilo, el número de actores se incrementó a tres, donde apareció el triagonista, e incluso se supone que alguna vez hubieron hasta cuatro intérpretes.
Roma tomó la afición de los griegos y tuvo también sus trágicos y tragedias teatrales, hasta que las sangrientas arenas del circo sustituyeron a la escena.
Aunque se otorgue a Grecia el privilegio de ser la cuna del teatro, existen otras civilizaciones que hicieron sus pinitos:
– Sobre el siglo XV a.C. en Egipto se representaba la muerte de Osiris por su hermano Seth y cómo Isis lo volvía a formar de los trozos que quedaron de él. Estas representaciones se realizaban en privado por sacerdotes, aunque una vez al año se hacían ante el público.
Existía así mismo, una obra de tres actos narrando como Horus vengaba a su padre dividido en tres partes con sus entreactos y con las danzas que había en estos.
– En Japón se solía realizar un teatro de carácter privado y muy solemne, donde se imitaban leyendas de dioses.
– En la India, el Diós Brahma, el de las 4 caras, creó el mundo a través de una interpretación teatral y esta fue posteriormente imitada por los mortales, en cuyas obras se recreaba la formación del mundo.
– En el Tibet, se realizaban también teatros muy ceremoniosos y secretos en los que el escenario era lo de menos. Con los movimientos y palabras de los actores, recreaban las sensaciones y las historias que los espectadores interpretaban.
Excelente artículo, ahí es cierta la frase aquella que le gustaba tanto a un profe que tuve de Sociales e Historia, la frase era: «Pan y Circo» nos contaba que que en aquellos entonces el pueblo se conformaba con un chusco de pan y con circo, lo mismo que tu has explicado en tu post pero en una sola frase XD.
PD: Gracias por el link, ya estás enlazado ;-)
Salu2!!
Qué blog tan bueno. Quedé maravillado con las fotos de los anfiteatros, ojalá pueda conocer esos lugares un día.
El teatro romano de Dionisos es na maravilla, Andrés, que pedazo de entrada.
Hola, soy Victor, del blog noticiasinteresantes. Ya añadi tambien un enlace a tu pagina… cualquier cosa que desees… ya sabes que por aqui andamos! Un saludo
Ay! esas despendoladas orgías dionisíacas que tan bien reflejaban en sus magníficos cuadros artistas como Bouguereau… Lo que no sabía era que ofrecían sacrificios humanos, me acabo de enterar y me ha sorprendido bastante la verdad. Excelente trabajo Andresín.
Un fuerte abrazo campeón!