Como en todas estas historias niponas, se presenta una clase de terror psicológico, diferente al estilo al que estamos acostumbrados. No hay efectos especiales, ni un final increíble, ya que si por algo se distinguen estas historias, es por no tener un desenlace feliz, sino un final abierto y extraño, algo que parece gustar a los nipones.
Está protagonizada por Riko Kurita y Nana Usami, y fue dirigida por Ryuta Miyake.