La pasta de dientes o dentífrico es un elemento imprescindible en nuestra higiene bucal para proteger nuestros dientes y hacerlos más fuertes, ya que suelen incorporar elementos químicos beneficiosos para el esmalte. La primera pasta dentífrica fue inventada por los egipcios hace 4000 años y se denominaba clisterate. Para producirla se mezclaba piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, agua, uñas de buey, cáscara de huevo y mirra. No obstante, el dentífrico no se emplearía comúnmente hasta el siglo XIX.
A principios del siglo XIX, la pasta de dientes era utilizada con agua, pero los antisépticos bucales ganaron pronto en popularidad. Los dentífricos caseros se hacían con tiza, ladrillo pulverizado y sal como ingredientes comunes. En 1866, la Home Cyclopedia recomendaba usar carbón de leña pulverizado, y advirtió que varios dentífricos patentados y comerciales eran nocivos. El moderno tubo flexible relleno de pasta dentífrica fue idea de la empresa Colgate.
La pasta de dientes se compone en su mayor parte de agua o humectantes, ocupando lo que vendrían a ser tres cuartas partes del tubo dentífrico. Los humectantes hacen que la pasta sea blanda y no se reseque. Algunos empleados son la glicerina, el sorbitol, el xilitol y el propilenglicol. También se puede utilizar una mezcla de glicol de glicerina (algo que se encuentra en los anticongelantes de los coches), un alga marina o aceite de parafina, siendo esto último utilizado en las lámparas de camping.
Otra parte importante, suponiendo el 20% del envase, serían los elementos abrasivos, que varían según el dentífrico, pero pueden ser yeso (como el que empleamos al escribir en una pizarra), bicarbonato sódico micronizado, carbonato cálcico, benzoato sódico, fosfato sódico, fosfato cálcico (meta y piro), metafosfato de sodio, hidróxido de aluminio, lactato de aluminio, alúmina y silicatos como xerogel y aerogel de sílice. La función de estos abrasivos es poder eliminar depósitos acumulados al producir fricción contra el esmalte de los dientes, que es la sustancia más dura que tiene el cuerpo.
La espuma y los agentes de sabor suponen un 2% de la pasta dentífrica, y para ello se emplean detergentes como Lauryl sulfato de sodio, N-Lauryl sarcosinato de sodio (Gardol) y cocomonoglicerido sulfanato de sodio (ácidos grasos de aceite de coco). Para el sabor se emplea menta, mentol, canela, fresa, timol o eucalipto. Si se quiere conferir un sabor dulce a la pasta, se utilizan edulcorantes como sacarosa, sacarina (Benzosulfamida), xilitol o ciclamatos. También se añaden aromatizantes para contrarrestar la mezcla de componentes químicos y hacer que esta sea más agradable al olfato.
Algunas pastas de dientes poseen óxido de titanio, que es el elemento que se emplea en la pintura blanca de las paredes. Este se utiliza para blanquear los dientes, aunque uno de sus inconvenientes es que se desprende pronto porque es soluble al agua. Otros productos que se usan para blanquear los dientes son los blanqueadores ópticos, que se encuentran en detergentes para lavar la ropa. Algunos de los más habituales son el peróxido de carbamida, el bicarbonato sódico micropulverizado, el trifosfato pentasódico (Triclene), la citroxaina ( pasta Rembrand) y la odontoblanxina (Blanx, marca registrada).
Los amortiguadores del pH de la pasta suponen el 2% de la misma, así como los colorantes y agentes que opacan y aglutinan, que suponen un 1,5%. Entre los conservantes y anticorrosivos del tubo encontramos silicato sódico, formaldehído, benzoatos, diclorofenol o hidroxibenzoatos.
Otro componente que podemos encontrar es el desinfectante, que actúa eliminando y previniendo la formación de placa bacteriana. La clorhexidina es el elemento más frecuente, aunque causa tinción en la piel. Otro desinfectante más recomendable, pero más caro, es el triclosán. Y otros componentes que sirven para desinfectar son la sanguinarina, la hexetidina, el citrato de zinc, los fluoruros (el más habitual es el fluoruro de estaño), aceites esenciales o Lauryl sulfato de sodio (componente tensio activo con efecto antiplaca).
Y como la mayoría de pastas requieren un aporte extra de flúor, se suele añadir fluoruro hasta un máximo de un 0,15%, ya que más de esta cantidad puede causar fluorosis dental (debilitamiento y manchado de los dientes).
Si la pasta dental es para diente sensibles, se suelen añadir ciertas substancias que ayudan a reducir dicha sensibilidad, como el nitrato de potasio, el flúor, el cloruro de estroncio, el cloruro potasio, el citrato sódico dibasico, el oxalato férrico o el lactato de aluminio.