En abril de 1900, el buceador griego Elias Stadiatis halló un barco de carga naufragado cercano a la isla de Anticitera, entre las islas de Citera y Creta, a una profundidad de 42 a 60 metros. Los buceadores rescataron diversas estatuas y otros artefactos, entre los que se encontraba este compleja máquina descubierta por Valerios Stais.
El mecanismo de Anticitera es un artilugio que se cree es un artefacto mecánico primitivo que data del año 87 a.C. Es uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido, y parece ser que fue diseñado para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo con las reconstrucciones realizadas, este mecanismo usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente pues los primeros artilugios que utilizaron este tipo de engranajes son del siglo XVI.
El artefacto se halló incrustado en una roca, por lo que el descubrimiento del mecanismo no fue inmediato. No fue hasta que se observaron ruedas dentadas cuando descubrieron que la maquinaria griega estaba recubierta de inscripciones. Además, sus engranajes son tan meticulosos que se necesitaría una lupa con cientos de aumentos para poder confeccionar un trabajo tan preciso.
Parece ser que el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir la posición del Sol y recrear la órbita irregular de la Luna. Esta singularidad fue descubierta por Hiparco de Rodas dos siglos antes de Cristo. Aun así, estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más «inteligente».
El mecanismo de Anticitera podía reproducir no sólo los movimientos del Sol y la Luna con exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, sino también de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo elíptico derivado de Apolonio de Perga.
No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes adicionales podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que habría predicho, con un grado más que respetable de precisión, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos por aquel entonces.
Por si fuera poco, un exhaustivo estudio realizado con un escáner especial de 8 toneladas de peso ha sacado a la luz una especie de «manual técnico de uso» escrito en una serie de inscripciones disimuladas en el interior del mecanismo, así como valiosos textos de astronomía escritos en griego antiguo. Sorprendentemente, parece que nos encontramos ni más ni menos, ante el ordenador astronómico más antiguo del mundo.
Reconstrucciones y simulaciones del mecanismo de Anticitera.
Escáneres y radiografías de la máquina de Anticitera.
Esquemas sobre el funcionamiento de la máquina de Anticitera.