El tarot consta de una baraja de cartas o naipes que se emplea desde hace siglos en el ámbito del Ocultismo como una forma de preguntar y descifrar acontecimientos de diferentes líneas temporales (pasado, presente y futuro), sueños, sensaciones o circunstancias emocionales que incluye, como es bien conocido, una clase de cartomancia.
Este sistema de adivinación tiene su origen en el siglo XIV y su mecánica reside en la extracción al azar de algunas de las cartas del total de la baraja especial. Posteriormente esas cartas se leen o analizan por una persona que sepa descifrarlas dependiendo de varios factores, como su emplazamiento o aparición a la hora de extraerlas. Aprovechando las nuevas tecnologías, existen sitios web como Esotarot.es, en el que podemos realizar consultas de tarot de forma online muy fácilmente.
La baraja de tarot completa se compone de 78 cartas, que a su vez se clasifican en dos grupos: arcanos mayores y arcanos menores. El término arcano procede del latín «arcanum», cuyo significado es «enigma» o «secreto». Desde su creación y durante un largo periodo de tiempo, las cartas de tarot quedaron relegadas como una concesión exclusiva de la clase alta.
A los arcanos mayores, ámpliamente conocidos incluso para extraños a estos temas, también se les conocen como triunfos (palabra proveniente del «atouts» francés o el «atutti» italiano), ya que quieren decir «por encima de todo». Constan de 22 cartas que antiguamente no se numeraban ni tenían nombre, pero que actualmente se clasifican de esta manera:
0 – El Loco (este arcano puede estar sin numerar, aunque también lo encontramos como número cero)
1 – El Mago
2 – La Sacerdotisa
3 – La Emperatriz
4 – El Emperador
5 – El Hierofante
6 – El Enamorado
7 – El Carro
8 – La Justicia
9 – El Ermitaño
10 – La Rueda de la Fortuna
11 – La Fuerza
12 – El Colgado
13 – La Muerte
14 – La Templanza
15 – El Diablo
16 – La Torre
17 – La Estrella
18 – La Luna
19 – El Sol
20 – El Juicio
21 – El Mundo
Los arcanos menores lo forman el conjunto de 56 cartas restantes que se distribuyen a su vez en cuatro palos de catorce naipes. Estas cartas nos son muy familiares si conocemos la baraja española, ya que sus palos son oros, copas, espadas y bastos. La simbología de estas cuatro familias se relaciona con los estratos sociales del medievo: los bastos personificarían a los campesinos y aldeanos; los oros englobarían a los comerciantes y negociantes; las copas estarían destinadas a religiosos y gente del clero; finalmente las espadas representarían a los nobles.
A su vez, cada palo consta de diez cartas numeradas y otras cuatro (llamadas honores) que simbolizan figuras importantes de la realeza: sota como el paje, caballo como el caballero, la reina y el rey.
El diseño que tiene el tarot ha variado con el tiempo, aunque se han respetado las simbologías esenciales. Las ilustraciones clásicas corresponden al tarot de Marsella, que data de finales del siglo XVII. Otro muy reconocido es el tarot de Rider-Waite-Smith, que fue concebido por el ocultista Arthur Edward Waite en 1910 y cuyas figuras diseñó su alumna Pamela Colman Smith con un toque reminiscente art déco.
Si te interesa el tarot y deseas adentrar más en el tema, os aconsejamos realizar un Curso de Tarot con el podremos interpretar correctamente las tiradas de cartas y conocer más detalles sobre su naturaleza.