El mundo del anime y el manga ha evolucionado mucho en España, y mientras que podemos decir que el anime está de capa caída, el manga se defiende mejor y ha encontrado un digno hueco en el mercado nacional. Aunque en los 80 era casi imposible leer algo de manga, ahora las cosas han cambiado bastante, ya que si por ejemplo buscamos en Google los términos Bleach manga online, podremos leer cómodamente los escaneos del takoubon subtitulados en español, algo que sería impensable hace décadas.
Lo mismo ocurre con la posibilidad de tener Papel pintado de diseños de comics en nuestra habitación, que encontraremos de los personajes y franquicias que deseemos sin problema.
En Europa, los países con gran tradición de anime fueron siempre Francia, Italia y España, y aunque desconozco cómo siguen funcionando estas apuestas niponas en otros países, sí puedo decir que en España cuesta ver anime en la tele. Recuerdo las primeras series que aterrizaron en España en los años 70 y 80, las cuales calaron hondo en la sociedad española como cualquier otra serie de dibujos europea o estadounidense. Títulos como Heidi, Marco, Ulises 31, La abeja Maya, Ruy el pequeño Cid, La vuelta al mundo de Willy Fog, Mazinger Z, D’Arcatan y los tres mosqueperros, Banner y Flappy o La Aldea del Arce por nombrar algunos, consiguieron tener una gran fama en nuestro territorio, y no hace falta que alguien fuese un otaku para que las recuerde con cariño.
En los años 90, hubo una explosión del anime en España, que se vio impulsada por la aparición de nuevos canales de televisión privados. De la noche a la mañana, pudimos disfrutar de series de culto como Idol Densetsu Eriko, Ranma, Sailor Moon, Chicho Terremoto (Dash Kappei!), Dos fueras de serie (Attacker You!), Johnny y sus amigos (Kimagure Orange Road), La panda de Julia (Attack No. 1), Bésame Licia (Ai Shite Night), La magia de Emi (Mahô no Sutâ Majikaru Emi), Cazador (City Hunter), Piruetas (Hikari no Densetsu), Lupin, Las aventuras de Yohko y Saki (Idol Tenshi Youkoso Yoko), Bateadores (Touch), Raqueta de oro (Ace o nerae!) y otras muchas otras series de anime que a día de hoy sería sorprendente ver en una parrilla televisiva. Era una delicia encender la tele por la mañana y ver anime tras anime y de una manera tan gratuita.
Esta explosión se vio también alentada por series como Dragon Ball, que supuso todo un fenómeno mundial, o los Caballeros del Zodiaco, aparte de los primeros films que fueron tomados en serio en occidente, como Akira o Mononoke Hime.
También en las estantería de algunas librerías se pudo ver manga por primera vez como un producto de consumo normal, y proliferaron los magazines y revistas especializadas en anime.
Sin embargo, con la llegada del nuevo milenio, el ánime fue poco a poco perdiendo fuerza debido a que muchas asociaciones de padres fueron minando y condicionando a las cadenas de televisión a retirar muchas series. Todo esto debido a que en algunas series aparecían desnudos, lenguajes o comportamientos inapropiados para mentalidades puritanas y retrógradas. Así que casi sin darnos cuenta, nos encontramos en el año 2016 con una parrilla televisiva de anime algo exigua, en la que apenas podemos ver Doraemon o Shin Chan, que milagrosamente sigue en antena (aunque cada vez más relegada a los fines de semana) para el supuesto mal ejemplo que debe dar. Por mi genial, pero me sigo preguntando cómo Shin Chan puede resistir emitiéndose cuando la lacra del anime en España ha sido siempre que fomentaba la violencia y la indecencia.
Con todo este panorama, nos podemos olvidar de ver nuevas series de anime dobladas al español, así que sólo las encontramos disponibles subtituladas al español gracias a los fansubs. También cabe destacar que en nuestro país parecen haber pocos fansubs, existiendo más interés en Latinoamérica por distribuir y disfrutar del anime que en España. Por contra, y con la llegada de Internet, ahora podemos disfrutar de muchas series en español escaneadas que hacen más fácil disfrutar de diferentes mangas, y muchas más series subtituladas en español o inglés.
Para mi es una pena por una parte, ya que no tendremos más anime doblado al español y la popularidad del anime está bastante baja, pero imagino que no nos queda más remedio que adaptarnos a los nuevos tiempos.
Aún me acuerdo de ir a ver Akira en el cine, donde la gente no sabía que era lo que iban a ver, niños pequeños y madres que se estremecieron al ver algunas escenas. Si Dragon Ball no se hubiese emitido tanto, los 90 hubieran sido muy aburridos sin anime y manga