Debido al problema en la central nuclear Fukushima I, la alerta en Japón se disparó (incluso paranoicamente en otros países) por el exceso de radiación que podría afectar la naturaleza y los habitantes de dicho país. Estas son algunas imágenes de cómo se vive este miedo y crisis nuclear en Japón y la vecina China. También algunas fotos de gran dureza sobre la devastación y sufrimiento de la población por ver a sus seres queridos fallecidos o desaparecidos.
Un helicóptero Boeing CH-47 Chinook de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón recoge agua del océano para descargarla sobre los reactores de la central nuclear Fukushima Daiichi.
Un helicóptero militar rocía con agua los reactores de la central nuclear Fukushima I en este fotograma extraído de un vídeo.
Esta imagen de archivo muestra a los empleados e inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) comprobando las barras que contienen una mezcla de óxido de uranio-plutonio (combustible nuclear de mezcla de óxidos MOX) dentro del reactor nº3 en la central nuclear Fukushima I, perteneciente a la compañía Tokyo Electric Power.
Departamentos en canal que contienen la mezcla de óxido de uranio-plutonio en barras, metidas en la piscina dentro del edificio que alberga el reactor nº3 de la central nuclear Fukushima Dai-ichi.
Clientes llevándose bolsas de sal mientras abandonan un supermercado de Pekín. La Agencia de Economía China ha tenido que desmentir los rumores que se extendieron, que aseguraban que el yodo de la sal podía evitar la contaminación por radiación, y que ha provocado que numerosos chinos compraran bolsas de sal movidos por el pánico.
Varias personas se agolpan en las afueras de un mercado de venta de sal para comprar dicho producto antes de que se acabe en los supermercados de Taiyuan, en la provincia china de Shanxi.
Compradores esperan que se repongan las existencias de sal frente los estantes de un supermercado en Huaibei, China. Se extendió el rumor de que la sal yodada ayudaba a evitar la contaminación por radiación nuclear y esto ha provocado auténticas mareas de compradores en varias ciudades chinas.
Un solitaria botella de salsa de soja permanece como testigo del terror consumista de comprar sal y salsa de soja en Beijing.
El maestro japonés en medicina oriental Takeuchi de Tokio, muestra unas hojas de alga kombu, las cuales recomienda a sus pacientes para evitar la asimilación de radiación.
Varias cajas de tabletas de potasio yodado en el Centro de Salud Pública de Koriyama. Estas pastillas están destinadas a ser repartidas entre los residentes y evacuados en Koriyama, a 60 kilómetros de la central nuclear Fukushima I. Se ha informado que las pastillas de yodo reducen el riesgo de cáncer de tiroides por exposición a radiaciones, pero también pueden provocar reacciones alérgicas y generar problemas en las glándulas tiroides.
Personas esperando para recoger combustible en una estación de servicio de Ichinoseki, en la prefectura de Iwate.
Varios apagones se han producido en todo el país con el fin de ahorrar energía. En la imagen vemos un apagón parcial en Tokio.
Fuyo Murakami y su marido Yoshiro se despiden de sus familiares mientras abandonan Rikuzen Takada para marcharse con su hijo a Hokkaido, al norte de Japón.
Un bebé y su madre son escaneados para detectar sus niveles de radiación antes de entrar en un centro de evacuación en la prefectura de Fukushima.
Una soldado emplea un dosímetro para escanear la radiación de una evacuada y su hija que han llegado desde Japón a un aeropuerto militar de Praga, en la República Checa.
Residentes franceses en Japón hacen cola para poder subir en un vuelo especial a París desde el aeropuerto de Narita, Tokio. El gobierno francés declaró que Japón estaba perdiendo el control sobre la situación en la central nuclear Fukushima I y urgió a los franceses a abandonar el país o dirigirse al sur de Japón.
Unos niños esperan en el coche a que sus padres tomen todas las pertenencias de su casa derruida antes de dirigirse a un refugio provisional en Kamaishi.
Personal médico japonés examina a una mujer evacuada de su casa que se encontraba cerca de la central nuclear Fukushima I.
Hasta los animales son sometidos a inspección; un perro recibe un examen para comprobar sus niveles de radiación en Koriyama.
Gente esperando bajo la nieve para coger un autobús y partir de Sendai, abrumados por el desastre provocado por el terremoto.
Unos bomberos descienden el cuerpo de una víctima en una vivienda de dos plantas que fue destruida por el terremoto y el tsunami en Kamaishi, al noreste de Japón. Los cuerpos de un hombre y tres mujeres se encontraron sin vida en la casa.
El cuerpo de una víctima es cubierto con una manta en la ciudad de Rikuzentakata, en la prefectura de Iwate.
Yoshie Murakami llora mientras sostiene la mano de su madre fallecida que aparece entre los escombros, cerca del punto donde estaba su casa en Rikuzentakata, en la prefectura de Iwate. La hija de 23 años de Murakami continúa en paradero desconocido.
Un soldado de las Fuerzas de Autodefensa de Japón reza antes de retirar el cuerpo de una víctima del tsunami encontrada entre los escombros de la ciudad de Otsuchi, en la prefectura de Iwate.
Kenji Sugawara lleva colgando del cuello la foto de su mujer mientras busca entre las ruinas y devastación de la ciudad de Otsuchi, en la prefectura de Iwate.
Un doctor sostiene la mano de una anciana superviviente del tsunami en un refugio para victimas del terremoto en Kesennuma.
Reacción de unos supervivientes mientras recogen los efectos personales de su casa destruida en Otsuchi por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011.
Un hombre llora al lado de su casa destruida en la que su madre permanece enterrada entre los escombros, en el pueblo de Onagawa, prefectura de Miyagi, un área gravemente asolada por el terremoto y posterior tsunami.
Unas hermanas se abrazan al encontrarse en un refugio de Minamisanriku tras pasar varios días de desesperación después del terremoto.
Unos bomberos buscan fallecidos en un edificio arrasado de Minamisanriku tras el terremoto.
Solo puedo llorar al ver estas imagenes, y que luego los famosos digan que estan con Japon pero no se dignen a aportar dinero…
Se me parte el alma viendo a esa pobre gente, sobre todo los niños.
Dios nos pone a prueba pero esto que sufren nuestros hermanos orientales duele en el alma. gobierno mexico dejen de preocuparte un momento por ti y mira la verdadera necesidad en tu hermano.destina apoyo.