Este cuadro fue pintado por Joseph-Benoît Suvée (1743-1807) y se conserva en el museo Groeninge de Brujas (Bélgica). Se titula «La invención del arte del dibujo».
La pintura se basa en una antigua leyenda de Plinio el Viejo, y nos cuenta la historia de dos enamorados. El muchacho tenía que partir al campo de batalla, y antes de separarse, la chica dibujó con carbón el contorno de la sombra de su amado en la pared, que estaba siendo esbozada por luz de una vela. Así la chica podría conservar la imagen de su enamorado en su ausencia. Pero desgraciadamente, el joven murió en la guerra, dejando desconsolada a la chica.
El padre de esta muchacha era el alfarero Butades de Sición, natural de Corinto. Para contentar a su triste hija, rellenó de arcilla el dibujo que hizo esta y completó el cuerpo entero del muchacho guerrero para crear una efigie. Entonces, su hija pudo abrazar de nuevo a su enamorado fallecido.
Esta misma fábula ha sido plasmada por varios artistas a lo largo de la historia, como David Allan o Joseph Wright of Derby (1734 – 1797).
Es el cuadro más famoso que tiene este artista o el que más nos ha llegado a nuestra época pero tiene otras obras que para su tiempo eran muy popularistas y muy implícitas para esa época.
Pintaba la vida tal cual, los sucesos, digamos un blogger visual de su época.