Jizo (地蔵) es como se conoce en Japón a Kshitigarbha (en sánscrito), un bodhisattva (seguidor del camino de Buda) del budismo Mahayana (una de 3 las ramas principales del budismo).
Únicamente en Japón es considerado el protector de los bebés nacidos muertos, los que murieron al nacer, los abortados (naturalmente o de forma inducida) o los niños que murieron prematuramente. Ellos son enviados al purgatorio a buscar la compasión de Buda por haber causado una pena muy grande a sus padres con sus muertes. Pero en el purgatorio hay otros demonios de los cuales son protegidos por Jizo.
Tradicionalmente, Jizo es el patrono de las mujeres embarazadas, niños, bomberos, viajeros y los condenados al infierno. Las estatuas de jizo se pueden encontrar en los cementerios y a lo largo de caminos o templos.
El templo Zojoji en Tokio se dedica a la memoria de aquellos niños que no tuvieron derecho a sepultura bien por morir dentro de la madre o bien por nacer ya muertos. Estas pequeñas estatuillas jizo se adornan de colores, con gorros, flores y molinillos de viento por todo lo que no terminó con la muerte del bebé: los sueños, los ratos dedicados a ellos, los sentimientos creados incluso antes de nacer, los nombres que ya no se pondrán. Las madres suelen ir a rezar a los jizos por sus hijos perdidos.
Es agradable pensar que Jizo los protege en el purgatorio, sobre todo para esas madres que hayan perdido a sus bebes y crean en ello.
Tiene una carita muy simpática y de bonachón.
El templo impresiona un poco con tantas estatuas.