La primera de las siete maravillas del mundo antiguo en ser construida tras la pirámide de Keops, no sería realizada hasta 2.000 años después en la ciudad de Babilonia, al este del Eúfrates, en el actual Iraq. En los siglos VI y VII a.C., Babilonia era una gran ciudad, famosa por sus imponentes murallas y por el monumento conocido como la Torre de Babel.
Bajo el dominio del rey Nabucodonosor II, Babilonia alcanzó la cúspide de su poder. Este rey bíblico es legendario, no sólo por ser un gran general, sino también por ser un gran constructor, el constructor de la segunda maravilla del mundo, los Jardines Colgantes de Babilonia.
Si las fuentes clásicas son correctas, los Jardines Colgantes fueron construidos hacia el año 600 a.C. Nabucodonosor II era el rey de aquella época y de hecho él es el responsable de muchos otros edificios. Actualmente podemos deducir por los restos conservados, que en aquella época Babilonia era la mayor ciudad jamás construida.
Según los historiadores griegos posteriores como Beroso, los Jardines Colgantes fueron construidos para la esposa de Nabucodonosor II, Amitis. Ella procedía de Media, que era un país montañoso, y cuando se instaló allí, se sentía un poco desgraciada porque no estaba rodeada de un paisaje montañoso. Para alegrar su espíritu, el rey ordenó la construcción de una montaña viva que le recordara su tierra natal.
Tal como son descritos por los historiadores de la antigüedad, los Jardines Colgantes debieron ser una obra impresionante. Construidos sobre una base de piedra de unos 121 metros cuadrados, consistían en varias terrazas escalonadas que se elevaban hasta una altura de 50 codos, aproximadamente 24 metros. Este diseño en terrazas explica el término de colgantes, aunque hablando con precisión, los jardines no colgaban, sino que se descolgaban desde una terraza a otra.
Los relatos acerca de los Jardines Colgantes difieren bastante unos de otros. Una cosa en la que parecen estar bastante de acuerdo, es en que había unas terrazas ascendentes con jardines. Parece que se trataba de una serie ascendente de galerías con los jardines plantados encima, y una de las fuentes habla de cómo entraba la luz en esas galerías, de modo que en sí mismas constituirían casi una estructura de pabellón.
Una vez terminada la estructura, plantaron los jardines propiamente dichos con césped, flores, arroyos y árboles los cuales llegaban a medir hasta 15 metros de altura. Parece ser que la estructura era tan fuerte como para soportar la enorme cantidad de tierra requerida. Todavía más sorprendente era su sistema de riego. Debido a las escasas lluvias de Babilonia, el agua tenía que ser traída del Eúfrates y bombeada 25 metros hacia arriba para que se repartiera por los diferentes niveles.
Cómo elevaban el agua ha sido materia de un gran debate científico. Se cree que empleaban el método que los asirios y babilonios llamaban shaduf, que es un cigoñal o balanza para subir agua a una parte superior. En cada nivel había un cubo sobre bisagras, que subiría el agua y la vaciaría en el siguiente nivel, y lo mismo ocurriría en todos los niveles. Algunos estudiosos sugieren que utilizaban un método de hélices muy complicado para subir el agua hasta arriba.
Debido a que los ficheros en SWF y la tecnología Flash están obsoletos, os dejo el enlace al SWF (jardines-colgantes-babilonia-7-siete-maravillas-agua.swf) por si queréis verlo en algún reproductor de ficheros SWF, del que os aconsejo el SWF File Player.
Desgraciadamente, no podemos estar seguros de que los Jardines Colgantes existieran en absoluto. No aparecen en ningún texto babilonio conservado. Además, de modo significativo, Heródoto no los menciona en ningún momento. Es notable que Heródoto no escribiera acerca de los Jardines Colgantes, así que, o fue a Babilonia, o conoció a alguien que había estado allí. De esta manera, describe el zigurat, las murallas de la ciudad, el palacio y muchas otras construcciones de Babilonia, pero no menciona los Jardines Colgantes.
A pesar de que fue un escritor que describía con gran detalle los lugares, no nombra los jardines, algo que realmente da qué pensar. Las evidencias arqueológicas tampoco son concluyentes, pero a comienzos del siglo XX, el alemán Robert Koldewey llevó a cabo unas importantes excavaciones en Babilonia. Descubrió muchas de sus obras arquitectónicas, incluidos palacios, calles y los restos de las murallas.
Pero en el noroeste de la ciudad, Koldewey desenterró los restos de un sótano compuesto por catorce grandes habitaciones con techos de piedra abovedados, lo que era algo significativo. Además, una de esas catorce habitaciones contenía un pozo con tres barras hundidas en el suelo. Koldewey estaba convencido de que esto formaba parte del sistema de bombeo de los desaparecidos Jardines Colgantes de Babilonia.
Aun así, este descubrimiento presenta algunas incongruencias. El primer gran problema es que este emplazamiento estaba alejado del rio Eúfrates, y una de las cosas en que están de acuerdo casi todas las fuentes que hablan de los jardines, es en el sorprendente sistema de irrigación para subir el agua hasta esas torres ajardinadas, de modo que fueran verdes y exuberantes, y desde luego sería muy difícil conseguir unos jardines así sin un mecanismo de este tipo. Lo natural sería pensar que los jardines estaban muy cerca del río Eúfrates, y de ahí que muchos arqueólogos modernos tiendan a situar los jardines a la orilla del Eúfrates, al noroeste del lugar donde se cree que se encontraba el palacio de Nabucodonosor II.
Ciertamente, cuando Donald Wiseman (profesor de asiriología en la Universidad de Londres) exploró aquella zona, no encontró nada que pudiera decirse que fueran los jardines. Sin embargo, Koldewey encontró junto al río unos cimientos impresionantes que nunca han sido satisfactoriamente explicados. El profesor Wiseman los identificó hace años como la base que habría sido la bóveda que servía de cimiento a los jardines.
Esta es la fotografía del edificio abovedado de Koldewey, justo al norte de las murallas. La propuesta actual para los Jardines Colgantes está justo en el horizonte, junto al rio Eúfrates.
Aunque en las fuentes babilónicas no hay pruebas de que los jardines hayan existido, las demás fuentes clásicas están tan convencidas de su existencia y de que estaban en algún lugar de la zona, que tendríamos que cambiar nuestras suposiciones. Y de hecho, un lugar donde podrían haber existido es en Asiria. Unos cien años antes hubo un rey llamado Senaquerib, hacia el 700 a. C., que estableció una nueva capital en la ciudad de Nínive, que estaba bastante cerca de la actual Mosul, justo al otro lado del rio.
Hay una serie de cosas que suenan de modo muy parecido a lo que recogieron las fuentes clásicas. Hay un pequeño rio, el Khosr, que discurre por el emplazamiento de Nínive, y una de las cosas que hizo el rey, fue delinear las orillas del rio con piedra, lo cual aparece en algunas de las fuentes clásicas. Luego levantó una enorme terraza sobre el emplazamiento de un palacio anterior, y construyó el suyo sobre ella, incluyendo a su derecha una especie de parque que se descolgaría sobre el borde del rio.
Así que esta puede ser otra versión acerca del origen de dicha construcción, aunque nunca sabremos con seguridad si estos asombrosos Jardines Colgantes de Babilonia fueron la maravilla del mundo descrita en la antigüedad.
Toda una obra de ingeniería para la época, sobre todo por la necesidad de regado en una zona bastante seca.
Desde luego, si existiron menuda maravilla y cuanto deberia querer a su mujer para hacerle ese regalo tan fantástico.
Me ha llamado mucho la atención la forma de riego.
Gracias me sirvió mucho para la escuela!
HOW!, GRACIAS me salvaste la vida, te mando saludos, que obra de arte xD