Machos celosos del reino animal y sus formas de copular

Los machos de muchísimas especies animales se comportan como esos personajes de las funciones teatrales de los siglos XVI y XVII, que vivían obcecados defendiendo su honor y concebían toda clase de engaños para que sus consortes femeninas no dispusieran la más mínima oportunidad de serles infieles. En realidad se comportan peor, ya que la selección natural les otorga de fórmulas que hubieran proporcionado la felicidad a Otelo.

El celoso macho de la araña Frontinella pyramitela comprueba el conducto genital de la hembra con su palpo para comprobar si está vacío de semen antes de la cópula. Esto lo hace con el fin de asegurarse si se ha apareado con otro macho. Si no es así, inunda el palpo de semen y practica la fecundación. Esta aptitud de revelar una cópula previa es muy provechosa para este macho, ya que de haberse producido, la hembra habría quedado fecundada y él no tendría opción de reproducirse con ella. No es que un apareamiento infructuoso suponga un dispendio excesivo para el macho, pero en la naturaleza siempre es mejor ahorrar.

frontinella pyramitela

En los insectos y las aves son muy frecuentes los mecanismos que permiten asegurar a los machos que las hembras no copulen con otros congéneres. Esto es debido a que el conducto reproductor de la hembra puede acumular semen durante bastante tiempo y la fecundación puede extenderse mucho tiempo, con lo que los machos que lleguen después poseen también opciones de fertilizar los óvulos (a veces incluso los últimos tienen más probabilidades de fecundación que los primeros).

Los machos pueden vigilar intensamente a las hembras con tal de preservar su genética. Los odonatos (libélulas y caballitos del diablo) representan un ejemplo muy interesante, ya que los machos agarran con unas pinzas que disponen en el extremo de su abdomen a las hembras y no se desprenden de ellas desde el apareamiento (o incluso desde una etapa anterior a ésta) hasta la puesta de los huevos (es el peculiar vuelo en tándem de estos insectos).

odonatos apareandose
Odonatos copulando.

En otras especies el macho no continúa en contacto con la hembra, pero la acecha y supervisa desde las proximidades y evita el acercamiento de los machos rivales, que suelen ser muy numerosos y obstinados. La hembra podría sentirse molesta por esta vigilancia, pero es también provechosa para ella, ya que los apareamientos con otros machos retrasarán la puesta de huevos y no aumentarán sus posibilidades de reproducirse.

Los machos de especies de aves que conviven en grupos suelen también vigilar a las hembras durante el periodo de fertilidad. Las aves territoriales no suelen vigilar con tanta frecuencia, ya que los machos están ocupados protegiendo su territorio y es poco probable que los machos intrusos de adentren en él. La vigilancia del territorio por el pez macho Polycentrus schomburgkii, se ve eludida por machos sagaces que se camuflan como hembras (copiando su aspecto y su comportamiento) para adentrarse en sus dominios y poder fertilizar los huevos dejados allí por las hembras.

Polycentrus schomburgkii
Polycentrus schomburgkii.

El apareamiento prolongado es una estrategia que permite a los machos evitar que las hembras copulen con otros machos. Esta táctica puede verse en grupos tan variados como insectos, milpiés o mamíferos. Los experimentos han revelado que cuando la competencia entre machos era mayor, aumentaba la duración de la cópula. En hábitats abiertos los apareamientos son más breves porque durante ellos los animales son más vulnerables a los depredadores.

Las cópulas prolongadas son muy corrientes en los insectos. Muchas moscas y polillas pueden alargarlas hasta un día entero. Los enrevesados órganos copuladores de muchos insectos, con partes de formas extrañas que se acoplan entre sí, podrían haber evolucionado para que machos intrusos no desplacen al macho que está fecundando.

insectos palo copulando
Insectos palo copulando.

Algunos machos llegan incluso a «raptar» a las hembras. Las llevan lejos de donde pueda haber contrincantes. Otras veces, lo que ocurre es una «fuga», pues el mayor interés de la hembra es depositar rápidamente los huevos. Esta estrategia se ha documentado en hormigas. Cuando una pareja se une, parte del enjambre para poder fundar su propia colonia.

Un método muy practicado por los celosos padres y maridos medievales era el confinamiento de la mujer. Los cálaos poseen costumbres parecidas. Una vez realizado el apareamiento, la hembra edifica un nido en una oquedad y lo sella con fango, excrementos y otros elementos, dejando sólo una fina rendija a través de la cual el macho le introducirá comida. A veces el macho coopera emparedando a la hembra. Ésta permanecerá encerrada hasta que los pollos hayan alcanzado un nivel de desarrollo óptimo. Aunque esta estrategia posee un fin claro de protección frente a predadores, es muy probable que haya evolucionado también para garantizar la fidelidad de la hembra al macho.

calaos pico rojo
Cálaos de pico rojo.

Otra maniobra con reminiscencias medievales es la obstrucción del tracto genital de la hembra que los machos efectúan por medio de diferentes secreciones. Se conoce en mariposas (por ejemplo, en Parnassius, cuando el macho segrega tras aparearse, un líquido que se solidifica y evita cópulas posteriores) y en escarabajos ditíscidos, en los que también parece poseer una función claramente preventiva de nuevos apareamientos. En otros grupos de insectos podría tener el cometido primordial de impedir que el semen se escape del tracto genital femenino.

Parnassius apollo copulando
Parnassius apollo copulando.

El taponamiento puede haber evolucionado de manera secundaria, por ejemplo como un producto del hábito de la hembra del díptero Johannsenniella nitida de comerse al macho mientras está apareándose con ella. Parte de su cuerpo queda enquistado en el abdomen de la hembra, y esto sirve como un eficaz tapón que garantizará que otros machos no vayan a poder fecundarla. Al menos el macho tiene ese consuelo en el momento de su muerte. En varios grupos de mamíferos (marsupiales, murciélagos, varios roedores) se ocasiona un taponamiento vaginal como resultado de la coagulación de las proteínas del semen, aunque los experimentos parecen mostrar que no obstruyen nuevos apareamientos.

Un comportamiento especialmente elaborado es la extracción del esperma ajeno por medio de estructuras especializadas. Los caballitos del diablo y ciertas libélulas poseen órganos sexuales adaptados con forma de escobillas o cucharas, con los que extraen el esperma de las hembras antes de la cópula. Los machos de ciertas especies de tiburones inyectan un chorro de agua en el conducto genital femenino para vaciarlo de esperma de apareamientos anteriores. El macho del acentor común picotea la cloaca de la hembra para estimularla a que eche el semen de otros machos, practicando esta conducta con más énfasis si ha visto algún macho en las cercanías.

acentor alpino copula
Acentores alpinos antes de la cópula.

Dichos machos tienen razones de peso para ser tan escrupulosos, ya que los estudios de ADN de las nidadas de muchas aves que practican la monogamia (y consideradas como ejemplo de fidelidad por los antiguos moralistas), han revelado que las hembras con frecuencia echan «canas al aire» y se aparean de manera furtiva con otros machos (para escándalo de los citados moralistas, si levantaran la cabeza). Los estudios practicados sobre el ADN del acentor común muestran que los hijos «ilegítimos» son menos usuales en esta especie.

Otros machos segregan sustancias antiafrodisíacas con las que impregnan a las hembras tras el apareamiento, encargándose estos efluvios de repeler a otros machos. Esto sucede por ejemplo en mariposas (Heliconius) y en dípteros (Aedes y Musca domestica). La hembra de Drosophila melanogaster, la mosca del vinagre, secreta también sustancias repulsivas para los machos tras haber copulado por primera vez, para evitar ser acosada por enjambres de agresivos machos.

mosca vinagre Drosophila melanogaster
Mosca del vinagre, Drosophila melanogaster.

La selección natural ha dotado a varios animales de sistemas aún más sofisticados. La posibilidad de reproducción de machos extraños puede verse incapacitada aún a otros niveles. Muchos machos generan un porcentaje elevado de espermatozoides no fértiles, que tienen como principal misión evitar la fecundación por espermatozoides de rivales (esperma kamikaze). A veces estos espermatozoides pueden ser de dos clases: unos que actúan de manera mecánica, creando una masa pastosa que impide el acceso de esperma ajeno; y otros que se unen selectivamente a espermatozoides extraños y los destruyen.

Los machos de algunos roedores, como los ratones, pueden estimular el aborto de las hembras recientemente fecundadas por otro macho, por medio de sustancias inhibidoras en la orina. La hembra entrará inmediatamente en celo y copulará con el nuevo macho.

Esto es un paso cercano al más drástico comportamiento de acaparamiento reproductor por parte de los machos: el infanticidio. Cuando los machos de diversos grupos animales, incluyendo mamíferos como leones o ciertos primates, se adhieren a nuevas hembras, uno de sus primeros actos suele ser matar a las crías de anteriores relaciones.

leones

Compartir este artículo

Deja un comentario