Fecha de creación: 1984
Desarrollador: Atari
Distribuidor: Atari
Género: Paranoia en mármol
Plataforma: Arcade
La crisis de los videojuegos estaba llegando a su fin cuando Atari se centró en la creación de títulos que ofrecieran algo especial a los jugadores, por lo que empezó a promover las recreativas multijugador, y que supusieran una nueva experiencia en el control. Partiendo de estas premisas, Mark Cerny, que contaba solo con diecisiete años de edad, comenzó a diseñar lo que sería su primer título y su obra maestra: Marble Madness, la locura de mármol.
La inspiración de Cerny para la creación de este videojuego está basada en la obra artística de M. C. Escher, así como en los juegos de carreras y el minigolf. Por lo que se puede entender de tan dispares influencias, Marble Madness no es un título al uso, ya que en él debemos guiar una canica a través de seis recorridos que aúnan plataformas, laberintos, obstáculos y diferentes tipos de enemigos antes de que el tiempo disponible para alcanzar la meta finalice.
Al concluir con éxito los seis circuitos de los que consta el juego disfrutaremos de una pantalla de felicitación, por lo que se puede decir que Marble Madness es el primer videojuego con un «final real»…, pero tampoco hay que olvidarse de la posibilidad de que dos jugadores simultáneos compitan en una carrera.
Marble Madness tiene un apartado visual muy especial, con seis circuitos totalmente diferentes diseñados de forma minimalista, la mayoría de los cuales incluyen elementos que no se vuelven a repetir en el resto de las fases. Además es el primer videojuego de la historia con seudográficos en tres dimensiones, lo que demostró que Atari disponía de un hardware superior al de la mayoría de las compañías del momento.
Marble Madness fue también la primera recreativa que tuvo sonido estereofónico real para el que se compusieron seis melodías diferentes, una para cada una de la fases, que encajan perfectamente con el apartado visual y con el conjunto del juego, de tal forma que algunos efectos sonoros se confunden con la propia melodía, dotando al conjunto de una sensación de unión, de suspense, de armonía y de estar sumergidos en un mundo irreal que tiene poco que ver con el mundo que conocemos…
Y por fin llegamos al apartado que distingue a la recreativa del resto de las versiones que aparecieron posteriormente en multitud de videoconsolas: la jugabilidad. En la máquina original el control de nuestra canica protagonista se realiza mediante una bola o trackball que había que hacer rotar con nuestras manos, lo que dotaba al videojuego de un sistema de control único y muy especial. Una lástima que en las versiones caseras no pudiéramos disfrutar de esta experiencia.
Marble Madness fue un éxito de crítica y público, así como comercial. La segunda parte, Marble Madness 2: Marble Man, en la que Cerny no participó, nunca fue lanzada al mercado. En años posteriores las contribuciones de Mark Cerny y su genio a los videojuegos han sido muchas y de gran calidad: dejó Atari en 1985 y comenzó a trabajar en Sega, donde participó en la creación de varios títulos protagonizados por Sonic, para posteriormente recalar en Naughty Dog, donde trabajó en grandes obras como Crash Bandicoot y Spyro the Dragon.