La revista estadounidense LIFE nació en el año 1883 como una publicación dedicada a temas como el humor y la información general. En 1936, Henry Luce, el creador del semanario Time, compró todos los derechos de esta revista. Entonces la transformó en una publicación que le dio mucha importancia al fotoperiodismo, convirtiéndose en una pionera de este género.
El primer número apareció el 23 de noviembre de 1936 y su portada mostraba una impresionante fotografía del gigantesco dique de Fort Peck, en Montana, tomada por Margaret Bourke-White, quien también realizó el reportaje principal de esa primer entrega. Así, esta fotógrafa neoyorquina pasó a formar parte del equipo permanente de la editorial de LIFE.
Margaret se convirtió en la primera reportera gráfica con acreditación de la armada estadounidense, y su objetivo fue testigo de las imágenes sobrecogedoras de los campos nazis de exterminio durante su liberación por los aliados durante la II Guerra Mundial. En pleno apogeo del fotoperiodismo, también fue la primera reportera del “otro” bloque (del oeste) en la década de los treinta que pudo entrar en la Unión Soviética.
Margaret trabajando en una de las águilas del edificio Chrysler.
Estas son algunas imágenes que tomó en aquella época.
Puente Hohenzollern, Colonia, Alemania (1945).
Nuremberg bombardeada.
El doctor Kurt Lisso, tesorero de la ciudad de Leipzig, su esposa y su hija tras tomar veneno para evitar una rendición ante las tropas estadounidenses en Leipzig, 1945.
El campo de concentración de Buchenwald fue uno de los más grandes de todos los que había en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo funcionando desde julio de 1937 hasta abril de 1945 en la colina de Ettersberg, cerca de la localidad de Weimar. Se calcula que los nazis tuvieron cautivas unas 250.000 personas enviadas de todos los países de Europa. Murieron muchas víctimas debido a enfermedades y un estado precario en la sanidad, así como trabajos forzados, torturas, experimentos médicos y fusilamientos que se cobraron 56.000 muertos, siendo 11.000 de ellos judíos.
En este campo de concentración se llevaron a cabo numerosos experimentos seudocientíficos, empleando a los prisioneros como sujetos de prueba. Varios de esos experimentos fueron ensayos médicos en los que se probaban vacunas contra el tifus, cólera y difteria entre otras enfermedades, infectando a los individuos para las comprobaciones. Uno de los médicos de Buchenwald creyó haber desarrollado una vacuna contra la homosexualidad gracias a un trasplante de hormonas.
Igualmente, se efectuaron pruebas infectando a los reclusos con la bacteria de la tuberculosis. Debido a que los prisioneros vivían aglomerados en pequeños espacios, algunas de estas enfermedades con las que se realizaban experimentos se extendieron rápidamente y terminaron en epidemias que no fueron tratadas debidamente por la administración del campo.
Tras la liberación de este campo de concentración, Margaret Bourke-White realizó numerosas fotos que han quedado como testigo del horror y la crueldad que ocurrió en aquel lugar. Estas imágenes quedarían plasmadas para la posteridad en su obra “The Living Dead of Buchenwald” (Los muertos vivientes de Buchenwald).
En esta foto del día de la liberación, los prisioneros miran sin ver a sus salvadores, sin comprender que ha llegado la libertad. Fue tomada en abril de 1945, como la mayoría que retrató Margaret Bourke-White del campo de concentración de Buchenwald.
Civiles alemanes son obligados por las tropas estadounidenses a enfrentarse a los crímenes de su nación en Buchenwald, 1945.
Internos adolescentes tras una valla de alambrada. Muchos de estos jóvenes fueron transportados a Buchenwald desde Auschwitz unos meses antes. Buchenwald, 16 de abril de 1945.
Internos hambrientos en Buchenwald fotografiados por Margaret Bourke-White el 13 de abril de 1945, siendo la imagen publicada en la revista LIFE el 7 de mayo siguiente.
El camión lleno de cadáveres permanece a la luz del sol, en contraste con los ciudadanos de Weimar, que están en la sombra. Frente a ellos se encuentra un soldado del ejército estadounidense. Foto tomada el 16 de abril de 1945.
Una vista más cercana al camión nos muestra los cuerpos de los muertos, que están esperando en el patio del crematorio.
Otra imagen de la fotógrafa Margaret Bourke-White al lado de un camión lleno de cadáveres en el campo de concentración de Buchenwald, que en ese momento había sido liberado recientemente.
Otras imágenes de la liberación del campo de concentración de Buchenwald, en contraste con las pilas de cuerpos muertos.
Margaret dijo, «Vi y fotografié pilas de cuerpos desnudos sin vida, esqueletos humanos en crematorios, los esqueletos vivos que morirían al día siguiente… y piel tatuada que se emplearía para forrar lámparas. Usar la cámara fue al menos un consuelo, ya que se interponía entre mi misma y el horror que tenía enfrente.»
Los restos de un prisionero incinerado en un horno crematorio, abril de 1945.
Un doctor checo (a la derecha), se prepara para examinar a los internos del campo de concentración de Buchenwald que le rodean, en espera de tratamiento, abril de 1945.
Un muñeco vestido con ropas de prisionero se cuelga de una horca para mostrar una de tantas formas en que los internos eran ejecutados.
Los prisioneros de Buchenwald muestran sus tatuajes de identificación tras la liberación del campo de concentración por las fuerzas aliadas en abril de 1945.
Extractos del artículo «Atrocidades» de la edición del 7 de mayo de 1945 en la revista LIFE. Páginas 35 y 36 por William Vandivert.
Más extractos del artículo «Atrocidades» de la edición del 7 de mayo de 1945 en la revista LIFE por John Florea en la página 36 y George Rodger en la página 37.
Imágenes que hablan por sí solas de la miseria, dolor, enfermedades y hambre que sufrían los internos.
Tras la liberación del campo de concentración, quedó un panorama de muerte y desolación.
Escenas de los hornos crematorios.
Kibutz.
Escenas de luto y dolor por los civiles.
Vista aérea de Buchenwald.