La creación del término se debe a la compañía Xerox. El concepto que se esconde detrás de arrancar un ordenador tras haberse colgado resulta, hasta cierto punto paradójico. Aunque pueda sonar a juego de palabras, la pregunta a la que tuvo que contestar un grupo de programadores de la empresa fue de ese estilo: ¿cómo hacer que un aparato que en conjunto no responde sí obedezca una orden determinada, que a su vez permita ejecutar posteriormente con normalidad todas las órdenes del usuario?
La respuesta se encontró en una historia del Barón de Münchhausen, en la que se cuenta que, tras haber caído en un lodazal, éste intentó levantarse tirando hacia arriba de los cordones de sus botas. Y de «bota» («boot» en inglés) proviene el verbo «to boot up«.