Fecha de creación: 1986
Desarrollador: Sega
Distribuidor: Sega
Género: Conducción
Plataforma: Arcade
Out Run no es un videojuego de carreras al uso como el propio Yu Suzuki, su creador, ha reconocido, más bien es un juego donde debemos demostrar nuestra habilidad de conducción.
En él nos ponemos a los mandos de un flamante ferrari Testarossa, junto con una guapa rubia de copiloto, mientras recorremos cinco etapas diferentes con el cronómetro como enemigo a batir en uno de los mayores éxitos de Sega en el campo de las máquinas recreativas.
Para llegar a la meta final en Out Run hay que superar cinco etapas; al final de cada una de ellas existe una bifurcación y es entonces cuando debemos elegir cuál será el camino que queremos tomar: derecha o izquierda.
De esta forma, excepto la primera fase, que es común para todos los jugadores, los itinerarios a seguir son muy distintos entre sí, existiendo en total 16 recorridos posibles y cinco finales totalmente diferentes.
Los aspectos más destacables de este juego son sus innovaciones tecnológicas. Un nivel visual nunca visto hasta entonces gracias al uso de efectos 3D permitía escalar los elementos gráficos sin disminuir su calidad ni el número de imágenes por segundo, lo que convirtió a Out Run en uno de los primeros arcades en conseguir una sensación de velocidad realmente creíble.
La música fue otra de las innovaciones de Out Run al incluir la posibilidad de elegir la melodía que queremos escuchar durante la partida, pudiendo escoger entre tres temas diferentes que se seleccionan a través de un menú que simula ser el aparato de radio de nuestro ferrari.
Pero si hubo algo que hizo que Out Run se convirtiera en un juego imprescindible para cualquier salón recreativo, eso fue, sin lugar a duda, los elaborados controles de sus máquinas recreativas.
Se crearon cuatro modelos diferentes, dos modelos para jugar de pie y dos modelos para jugar sentado, todos ellos equipados con volante, palanca de cambios para las marchas y dos pedales, uno de aceleración y otro de freno.
Una mención especial merece la implantación, por primera vez en la historia, de un sistema que simulaba una fuerza de retroceso en el volante al chocar o al salirnos de la carretera, lo mismo que ocurre en la realidad.
Además, los dos modelos de recreativa en los que el jugador se sentaba para jugar simulaban ser un ferrari Testarossa y poseían un motor que hacía moverse la cabina en función de lo que sucedía en la pantalla, todo un lujo.