Aunque es un hecho conocido que la elaboración del pan se remonta a tiempos prehistóricos, no deja de ser curioso investigar pruebas fehacientes de su consumo en la antigua Pompeya.
Cuando el volcán Vesubio entró en erupción y arrasó la ciudad de Pompeya en el año 79 d.c., la panadería de Modesto, que así se llamaba el comercio, quedó soterrada por la lava dejando a su dueño calcinado junto al horno en el cual se horneaban 81 hogazas de pan.
No hace falta aclarar que el pan estaba carbonizado, pero es una prueba de la importancia del sector panadero, que era un negocio excelente en aquella época. Así mismo, no es el único horno que se halló en la historia de la arqueología panadera, pues han aparecido numeroso molinos y panes carbonizados en excavaciones.
Los molinos se componían de dos piezas de rocas volcánicas. La de abajo en forma de cono, y la de la arriba hueca y con forma bicónica. En la parte superior había un eje rotatorio que molía los granos gracias a un tornillo de madera con dos brazos salientes. Estos molinos eran puestos en marcha por esclavos.
Para elaborar el pan, se mezclaba la harina con el agua, se depositaba en una artesa y luego se amasaba dando vueltas con un mecanismo de cuchillas giratorias. Para terminar, se le daba forma de hogaza y se cocía en un horno de arcilla.
Se empleaba leña para calentar los hornos, mientras una capa de arena bajo la superficie del horno y otra en la parte superior del mismo prevenían la pérdida de calor. La apertura del horno estaba elaborada con mármol y la puerta de acero. En el horno de la Panadería Modesto se puede comprobar una lámina de travertino que contiene un falo en relieve con esta inscripción: «hic habitat felicitas» (Aquí vive la felicidad.)
Tenia que ser muy complicada la elaboración del pán.
La foto del molino me ha recordado uno que vi hace poco tiempo dentro de una casa abandonada en un campo, tengo que buscar la foto.
Pues si que es curioso a los tiempos que se remonta.