Cuando han pasado unas horas tras la última comida, el cerebro pone en marcha los mecanismos que nos avisan del hambre. Esto nos provoca una impresión que a veces viene asociada de una sensación de estiramiento o torsión en la boca del estómago.
Estas punzadas de hambre, se producen por los movimientos peristálticos gástricos, que son los que facilitan el paso de la comida por el aparato digestivo y participan mezclando los alimentos en el estómago.
Estos movimientos fluctuantes de vaivén se ven modificados cuando el estomago se queda varias horas vacío. Se muestran unas contracciones fuertes y rítmicas, denominadas contracciones del hambre, que se tornan extremadamente intensas hasta unirse para provocar una contracción persistente y dolorosa que suele durar unos dos o tres minutos.
Interesante artículo. A mi me gustaría saber por qué «se pasa el hambre». Muchas veces cuando tengo hambre y no puedo comer a la hora o dos horas, después de esa sensación de dolor y malestar causado por no ingerir, misteriosamente desaparece la sensación de hambre. me gustaría saber si es un proceso cerebral o físico el causante.
Salu2 y enhorabuena por el blog
Y lo mal que lo pasa cuando tengo esa sensación de estómago vacío…
La verdad es que no es nada agradable el rugir de las tripas cuando no se tiene apenas nada en el estómago. Curiosa entrada, algunas cosas las sabía por haberlas estudiado en el cole pero ya casi ni me acordaba, gracias por el refresco de memoria :-)