Ya sólo nos queda la ambientación para que el paciente esté cómodo. Habrá que controlar que la temperatura sea lo suficientemente agradable. Siempre tenderá a ser algo más caliente, ya que el frio hace que estemos tensos, y no es una buena predisposición para estar relajados.
Buscaremos una música tranquila. Optaremos por estilos New Age, músicas ambientales o música clásica que tenga un tempo tranquilo. Hasta podemos elegir algunas selecciones de sonidos de la naturaleza para trasladar al paciente a diferentes paraísos naturales. Aunque esta música nos ayudará a tranquilizar a la otra persona, tendremos el volumen bajo, quizás más de lo que pensemos en un principio, pues cuando estemos en silencio en la habitación, el volumen siempre parecerá más alto de lo adecuado. En el equilibrio está la virtud.
Por último, cuidaremos las luces, que deben ser algo tenues, lo bastante para que no existan reflejos en la sala. Si queremos, podemos bajar las luces algo más para encender velas de aromaterapia, que darán muy buena ambientación y olor a la estancia. Y con esto tendremos nuestra habitación lista para poder dar un masaje adecuado. Como siempre, con cuidado y sin realizar gestos bruscos, ya que el fin es que la otra persona se relaje y disfrute de una experiencia que le haga sentir confortable.