A los periodistas encargados de plasmar artículos sensacionalistas y descubrir escándalos, ya el presidente norteamericano Roosevelt los denominaba muckrackers (escarbadores de estiércol).
El insulto se transformaría en alabanza tras la exhaustiva investigación, en 1972, del caso “Watergate”, que Carl Bernstein y Bob Woodward realizaron para el Washington Post y que culminó con la dimisión de otro presidente, Richard Nixon.
El mirar debajo de la alfombra de la noticia, buscando la verdad oculta, se llamaría periodismo “de investigación” desde entonces.
En España, Melchor Miralles, Manuel Cerdán y Antonio Rubio, entre otros, con sus exclusivas para “El Mundo” desde 1987, han consolidado a este diario como ejemplo de periodismo de investigación. Y han conseguido que la Justicia española prestase atención a algunos hechos denunciados: Caso GAL, Fondos reservados, corrupción socialista…
Esos si que son periodistas y no los de Salsa Rosa.
Según está la televisión hoy en día algunos entienden por periodismo de investigación cualquier cosa…
Un saludo a tod@s.
El periodismo de investigación está de capa caída y el normal también.