Sin embargo, el licopeno es un antioxidante que acota los detrimentos de la luz del sol en el ADN de nuestros mitocondrios, que cumplen la importante función de proveer de energía a nuestras células. El daño en los mismos provoca el conocido envejecimiento de la piel.
Existen estudios realizados que demuestran que consumir tomate, que es rico en licopeno, evita las quemaduras de piel y es equivalente a la aplicación de una crema solar de factor 1,3. El tomate aparte se encarga de aumentar el procolágeno de nuestra piel, lo que le otorga mayor flexibilidad a ésta.
En una dieta normal mediterránea, el consumo de tomates puede proveernos del 90% del licopeno necesario para el cuerpo y evita en gran medida el cáncer de estómago, colon, vejiga o próstata. Así que si buscas ingerir una buena cantidad de licopeno, come tomates crudos (el zumo contiene poco licopeno) y que estos sean lo más rojo posible.